A ‘la manera venezolana’: El relato de una familia

Fabiana dejó Venezuela y a toda su familia después que su padre fuera diagnosticado con cáncer.

Al momento del diagnóstico la familia apenas podía permitirse comprar alimentos, mucho menos pagar por medicamentos para el cáncer, con cada tratamiento con un costo de entre 10 y 20 veces más que el salario mínimo mensual de Fabiana.

Fabiana dijo que en Venezuela no se pueden encontrar medicinas y no se pueden conseguir alimentos, lo que dificulta poder comer, y que lo que uno gana en un mes no alcanza para poder alimentarse durante un mes. Agregó que si uno come, no alcanza para comprarle la ropa a los hijos, motivo por el cual se fue a Colombia, para trabajar, para tratar de darle una mejor vida a su madre, padre e hijos.

Izquierda: un hombre sujetando cupones. Derecha: dos personas abrazadas en medio de un grupo de gente sentada (Alison Harding/USAID/OFDA)
Un socio de USAID distribuye cupones para suministros higiénicos en la casa de un voluntario que se ha convertido en un centro de reunión comunitario para Fabiana y sus compatriotas venezolanos que se alojan en Bucaramanga, Colombia. (Alison Harding/USAID/OFDA)

La situación está perjudicando a toda su familia, indicó Fabiana. Ella tuvo que dejar atrás a sus tres hijos, que están luchando en Venezuela sin ella. Los hermanos de Fabiana están encuentran dispersos por toda la región, haciendo lo que pueden para enviar dinero a su hogar. Su madre, debilitada por una hipertensión sin tratamiento y por el estrés a causa de la enfermedad de su esposo, cada vez está más delicada. Para Fabiana, la vida en Colombia ha sido mucho más difícil de lo que esperaba.

Fabiana explicó que no cuenta con los medios para pagar por artículos allí porque no puede conseguir trabajo, y si llega a conseguir dinero para, por decir, material higiénico, entonces se queda sin comer, o tiene dormir en la casa de otra persona porque no tiene un lugar donde dormir.

Rara vez le queda algo para enviar a su familia en Venezuela.

Vista aérea de Bucaramanga, Colombia (Alison Harding/USAID/OFDA)
Bucaramanga, al centro de Colombia, se ha convertido en un refugio para los venezolanos como Fabiana que huyen de la crisis en su país. (Alison Harding/USAID/OFDA)

Por ahora Fabiana se las ha arreglado para encontrar una habitación que renta en Bucaramanga, una ciudad montañosa al centro de Colombia, a unos 160 kilómetros de la frontera con Venezuela. Ahí, Fabiana ha recibido ayuda de un socio de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, que brinda cuidado de salud de emergencia y cupones que pueden ser canjeados en tiendas locales para cubrir ciertas necesidades como jabón, pasta de dientes y suministros para el hogar.

Fabiana expresó que esos pequeños detalles que ofrece la organización, aunque parezca muy poco, la ha ayudado mucho, y agradece a la organización por los medicamentos que entregan, la ayuda médica por la que no puede pagar y los suministros higiénicos que nunca podría permitirse comprar porque todo es demasiado caro.

Habitación vacía de una clínica de salud (Alison Harding/USAID/OFDA)
Un socio de USAID opera una clínica de salud en Bucaramanga, Colombia, que brinda servicios médicos a emigrantes venezolanos como Fabiana. (Alison Harding/USAID/OFDA)

Sin embargo, Fabiana señaló que la parte más difícil es estar separada de su familia y de su país al expresar que alguna vez Venezuela fue uno de los países más ricos, un país bellísimo y que ama a su país, pero que ahora está allá en Colombia en busca de felicidad y prosperidad para su familia.

Fabiana tiene previsto resistir con firmeza hasta el día en que pueda reunirse nuevamente con su familia.

Fabiana concluyó expresando que sin importar cómo se sienta por dentro, siempre sonreirá, ya que esa es ‘la manera venezolana’.

Este artículo fue publicado originalmente en el sitio web de USIAD (en inglés).