“Al ir creciendo nunca esperé poder ir al cine y tener un lugar donde sentarme en mi silla de ruedas, o un lugar donde un baño fuera accesible”, dice Judith Heumann (en inglés).
Heumann, ahora asesora especial del Departamento de Estado de Estados Unidos para Derechos Internacionales de los Discapacitados, recuerda claramente una juventud llena de barreras que restringían sus actividades cotidianas. Paralítica a causa de la polio infantil, Heumann fue una de las primeras activistas que abogó por una legislación nacional que garantizara a las personas discapacitadas un acceso igualitario a los edificios públicos y a la educación y el empleo.

Para apreciar los desafíos que tuvo que enfrentar, imaginemos si no pudiésemos cruzar fácilmente una calle, abordar un autobús o ingresar a un aula o una tienda. Solo unas décadas atrás, esa era la realidad para las personas discapacitadas en Estados Unidos.
En 1990, la aprobación de la Ley para Estadounidenses con Discapacidad (ADA) comenzó a cambiar la realidad de millones de estadounidenses.
Sin dejar a nadie atrás
Debido a la ADA, cada vez más ciudadanos discapacitados siguen una carrera y trabajan junto a sus pares sin discapacidad en oficinas y empresas de todo el país.
En una ceremonia celebrada en la Casa Blanca el 20 de julio para conmemorar el 25º aniversario de la ADA, el presidente Obama rindió homenaje (en inglés) a la ley que garantiza que los estadounidenses con discapacidades puedan participar plenamente en la vida de sus comunidades y de su nación.
“Gracias a la ADA, los lugares que componen nuestra vida común en Estados Unidos –escuelas, lugares de trabajo, cines, juzgados, autobuses, estadios de béisbol, parques nacionales– en verdad pertenecen a todos”, expresó Obama. “Millones de estadounidenses con discapacidades han tenido la oportunidad de desarrollar sus talentos y hacer sus extraordinarias contribuciones al mundo. Y gracias a ellos, Estados Unidos es más sólido y más vibrante; es un mejor país debido a la ADA. Eso es lo que esta ley ha logrado”.
Entre los partidarios más apasionados del acceso obligatorio de la ley ADA se encuentra el Secretario de Estado John Kerry (en inglés) quien cita los beneficios de la ley no solo para los profesionales discapacitados, sino también para las comunidades en las que ellos viven.
Al permitir que Estados Unidos sea más accesible para todos los ciudadanos, la ADA “ha aumentado las expectativas de las personas discapacitadas con respecto a lo que pueden llegar a alcanzar en el trabajo y en la vida”, dice Kerry. La ley inspira al mundo “a ver los temas de discapacidad a través de los lentes de la igualdad y la oportunidad”.
Una sociedad inclusiva, añadió, es una sociedad más fuerte, porque hace uso de los talentos y contribuciones de todas las personas.
Además, “la forma en la que tratamos a las personas de todas características demuestra nuestros valores y define quiénes somos”, afirma Kerry. La ADA señala “nuestra determinación para garantizar que nadie se quede atrás, en ningún lugar”.
Cambio positivo
En los 25 años transcurridos desde la promulgación de la ley ADA, las normas para la construcción en Estados Unidos han cambiado, pasando a exigir que los edificios públicos nuevos sean accesibles para todos, y los edificios antiguos sean reacondicionados con rampas y otros elementos de diseño que garantizan el acceso.
Desde la contratación hasta el otorgamiento de instalaciones físicas especiales para los empleados discapacitados, los lugares de trabajo en Estados Unidos han cambiado, gracias a la ADA. Muchas empresas y corporaciones también están haciendo esfuerzos para incorporar a más personas discapacitadas.
“La ley ADA marcó el camino para muchos de los programas que tenemos en Estados Unidos”, dice Kenan Aden, vicepresidente de la agencia de colocaciones MVLE, que se especializa en buscar trabajos para personas con discapacidades.
Kristin Fleschner (en inglés), de 33 años, pertenece a la generación que creció disfrutando del acceso que la ley ADA posibilitó. Comenzó a perder la vista en 2008 y se convirtió en defensora de los derechos de las personas con discapacidades.
Después de postular para ingresar en varias facultades de derecho, Fleschner escogió la Universidad de Harvard porque la facultad la reclutó activamente y brindó acomodo a sus necesidades: desde los recursos tecnológicos especiales hasta su acompañante constante, su perro guía Zoe. Mientras estudiaba en Harvard, realizó el video “Blind Ambition” (Ambición Ciega, en inglés), un documental sobre lo que significa estar ciego.

Contar con legislación y asegurar su cumplimiento son factores fundamentales para garantizar la participación plena de las personas discapacitadas en la vida social, económica y política.
Asimismo, la tecnología es cada vez más importante.
Tecnología accesible
La ley ADA ha sido perfeccionada, extendida y ampliada a través de los años, y una de esas mejoras es la ley de 2010 que exige que la tecnología de comunicaciones basada en Internet sea accesible para las personas discapacitadas. El presidente Obama elogió la nueva legislación (en inglés) al declarar que “los estadounidenses con discapacidades… tienen derecho no solamente a una participación plena en nuestra sociedad, sino también a todas las oportunidades”.

La tecnología, como el software que convierte texto en voz, ayudó a Fleschner a obtener su título en derecho y la ayuda en su trabajo actual en el Departamento de Estado. Los iPhones (en inglés) han sido fabricados para ser accesibles; las funciones VoiceOver y Speak Screen ayudan a los discapacitados visuales, al igual que Siri, la “asistente inteligente” que da indicaciones en voz alta y responde a órdenes verbales. Las alertas vibratorias ayudan a las personas con dificultades auditivas. La pantalla multitáctil es adaptable a necesidades físicas específicas.
Las aplicaciones brindan aún más herramientas. La aplicación Be My Eyes Network (Se mis ojos) combina tecnología con voluntariado, permitiendo a una persona ciega solicitar por teléfono la ayuda de un voluntario, por ejemplo, para leer la fecha de vencimiento de una caja de leche. La persona ciega simplemente escanea el texto con un iPhone y un voluntario visualmente apto lo lee. BlindSquare es una aplicación de GPS que da instrucciones de audio para caminar en espacios públicos.
Asimismo, la alta tecnología está transformando las prótesis y otras herramientas. Los brazos robóticos y las sillas de ruedas que permiten subir escaleras facilitan la vida de miles de personas.
Judith Heumann enfatiza que las personas discapacitadas deben ser consideradas personas normales. “Al tomar trenes y autobuses y comer en restaurantes, al ir a la escuela y compartir los mismos lugares de trabajo, las personas comienzan a ser más expuestas” a las personas con discapacidades. Este hecho de “compartir el pan” ayuda a normalizar las interacciones entre las personas con y sin discapacidad. “Las cosas han cambiado drásticamente”, dice Heumann, “pero queda mucho más por hacer”.
Vea cómo la ley ADA facilita la vida de las personas discapacitadas en “Tanveer: un día en la vida de un alumno internacional discapacitado”.