Las ciudades de cemento cada vez se hacen más verdes. Huertos en los tejados y parcelas vecinales sembradas de verduras puede que pronto sean tan familiares en las ciudades como los rascacielos y los taxis.

Dadas las tendencias globales, la ciudad es el lugar donde estar. Más de la mitad de la población del mundo (54 por ciento) vive en un área urbana, y se calcula que esa cifra aumentará a al 66 por ciento para el año 2050. Esa cantidad es casi el doble en comparación a las cifras de 1960.

De esta cifra, se calcula que 800 millones de personas cosechan frutas y vegetales en ciudades de todo el mundo. Entre ellas la ciudad de Nueva York, Filadelfia y Chicago en Estados Unidos.

Mucha gente se dedica a la agricultura urbana porque quieren consumir frutos frescos, alimentos más baratos y algún alivio al abrumador calor de la ciudad.

He aquí algunas de las razones para considerar los huertos vecinales y la agricultura urbana:

Proteger el medioambiente. Crear un espacio verde puede absorber emisiones de gases de efecto invernadero, facilitar un área para convertir en fertilizante la basura orgánica urbana y capturar el agua de lluvia que de otra manera provocaría la erosión con las corrientes callejeras.

Reducir los impuestos a la propiedad. Dependiendo del área, algunos dueños de edificios pueden reducir sus impuestos a la propiedad al instalar un huerto en el techo que reduzca las escorrentías de las aguas de tormentas. Además de crear un espacio con sombra, el huerto también puede reducir los costos de energía al favorecer el aislamiento tanto del calor como del frío.

Ahorrar dinero.  Los municipios, las escuelas locales y los lugares de culto religioso pueden beneficiarse al permitir a los agricultores urbanos que cultiven en terrenos que tengan sin usar, los cuales tienen que pagar para mantener. Las escuelas con frecuencia reciben de buen grado la oportunidad educativa para que los estudiantes tengan una clase “práctica” y aprendan sobre la agricultura.