
Reducir las emisiones de dióxido de carbono. Aumentar la eficiencia energética. Desarrollar cadenas de suministro sostenibles. Parece la agenda de algún grupo ecológico, ¿no es cierto? Pero estas acciones las están llevando a cabo grandes corporaciones estadounidenses, tanto en el país como en el exterior. Las políticas ecológicas responsables han encontrado su lugar a gran escala dentro de la cultura corporativa.

Cargill, una importante empresa de productos agrícolas y alimenticios, ha hecho una promesa de cacao (en inglés) a los productores de África Occidental, Indonesia y Brasil: la empresa entrena a los productores de cacao, apoya a las comunidades que lo cultivan y asegura la producción sostenible y a largo plazo. Los equipos de capacitación ya han ayudado a decenas de miles de productores.

La zona protegida de Karukinka (en inglés) en Chile, de gran variedad ecológica, se extiende a lo largo de casi 300.000 hectáreas en el extremo sur de Sudamérica. Los bosques y la fauna continuarán prosperando allí porque la compañía de inversiones Goldman Sachs y la Sociedad para la Conservación de la Naturaleza (Wildlife Conservation Society, sitio en inglés) se han comprometido a protegerla por siempre. Las grandes turbas de Karukinka son un gran atenuante del cambio climático porque atrapan el dióxido de carbono y evitan que se libere a la atmósfera.

Diez millones de árboles (en inglés) es una campaña de gran alcance patrocinada por Alcoa, la empresa estadounidense mejor conocida como productora de aluminio. Durante más de una década los trabajadores de Alcoa en muchas de sus dispersas instalaciones han plantado árboles para ayudar a captar el carbono de la atmósfera.
Éstas y otras compañías, como Google, Apple y Walmart, han suscrito el Compromiso de Acción Climática de Empresas Estadounidenses (en inglés). Hasta el momento, se han adherido 13 grandes corporaciones. Al reducir la emisión de gases y adoptar el uso de energía limpia, estas empresas contribuyen al plan de la administración Obama para reducir la emisión de gases de efecto invernadero en Estados Unidos por lo menos en un 32 por ciento para el año 2030.