Almirante pionera de la Armada siguió el modelo de otras mujeres pioneras de EE. UU.

Cuando a comienzos de la década de 1970 Michelle Howard era tan solo una colegiala, decidió que quería asistir a una academia militar. Pero un hermano mayor le dijo que ninguna admitía mujeres. “No le creí. Creí que me estaba gastando una broma”, recuerda. Sin embargo, su madre, Phillipa, le dijo que eso era verdad. “Pero si aún quieres hacerlo dentro de seis años, deberías presentar solicitud y, si te rechazan, demandaremos al gobierno”.

Michelle Howard camina por alfombra roja (DOD)
La almirante Michelle Howard, a cargo del Mando Aliado de Fuerzas Conjuntas de la OTAN, llega para pronunciar el discurso inaugural en la cena de la OTAN. (DOD)

No fue necesario. El Congreso ordenó a las academias admitir mujeres algunos años más tarde. La Armada de Estados Unidos fue gradualmente ofreciendo carreras profesionales y el Pentágono eliminó las últimas restricciones a la participación de las mujeres en puestos de combate en 2015.

Howard se graduó de la Academia Naval en 1982 y fue la primera mujer en mandar un buque, la primera en llegar a ser almirante con cuatro estrellas y, en la actualidad, la primera mujer a cargo del Mando Aliado de Fuerzas Conjuntas de la OTAN en Nápoles (Italia), y de las fuerzas navales estadounidenses en Europa y África. También fue la primera mujer y primera persona afroestadounidense en servir como vicejefa de Operaciones Navales.

Hay algo más que destacar en su currículum: Howard dirigió la operación que en 2009 rescató al capitán mercante Richard Phillips de manos de piratas somalíes. Aquel drama tuvo lugar al tercer día a cargo de un grupo de trabajo enviado para acabar con la piratería en el Mar Arábigo. Los francotiradores (Navy SEAL snipers) mataron a tres secuestradores y lograron rescatar ileso a Phillips. En la película sobre el rescate, la voz de Howard solo se escucha en el teléfono.

Si los realizadores hubieran representado a la almirante como es en la vida real, tendrían que haber contratado a una actriz diminuta. Howard mide 1,5 metros de altura (5 pies y 1 pulgada). Cuando fue ascendida a oficial de cuatro estrellas, tuvo que pedir que le confeccionaran hombreras a medida, ya que no venían para mujer.

Michelle Howard estrechando la mano rodeada de hombres (© Getty Images)
La entonces vicejefa de operaciones navales, almirante Michelle Howard, en una audiencia del Congreso sobre el presupuesto de Defensa en marzo de 2015 (© Getty Images)

“Asociamos altura con liderazgo”, sostiene Howard. “Cuando las personas te ven al principio [reaccionan] de forma ‘esperaba ver a alguien más alto’”. Los marineros, aviadores y soldados son prudentes, “pero los civiles dicen ‘¡caramba! sin tapujos”.

La altura fue otro obstáculo que Howard debió superar. Ella habla con franqueza sobre los desafíos que debió enfrentar a lo largo de los años, desde joven guardiamarina hasta llegar a ser almirante, cuando se dio cuenta de que era la única mujer y persona de color en la sala.

“Para ser precursora no puedes ser cobarde o débil”, señala la almirante invocando el ejemplo de los pioneros que se asentaron en el oeste estadounidense. “Empacar, vender todas tus pertenencias y subirte al carro para atravesar el país no es algo que puedan hacer los débiles”.

¿Y cómo probó ella que no era “cobarde”?

“Ese no era el objetivo. El objetivo siempre fue ser la mejor en lo que hacía y lo demás vendría después”, sostiene.

La edad tampoco constituyó nunca una barrera. “Cuando era adolescente y la segunda, despedí a mi hermano mayor”, recuerda. Cuando mis padres regresaban a casa después del trabajo ella se llevaba todos los regaños por las tareas caseras que no se habían realizado. “Un día saqué a mi hermano mayor al patio de atrás y le dije ‘esto no funciona. Yo debería ser designada la mayor’. Él simplemente dijo ‘bueno, ¿me puedo quedar con mi cuarto?’ y yo le contesté: ‘claro'”.

Ahora Howard ayuda a dirigir las operaciones de la OTAN en tierra y mar. ¿Qué ocurrirá en el futuro con esta mujer de 56 años? Howard ríe y afirma: “continuaré navegando los mares”.