El atún de aleta azul depredador del Pacífico puede ganarle en nadar a cualquier otro pez en el océano. Pero no puede ganarle a las redes y ganchos de los humanos, que están sobrepescando la especie.
Altamente deseable por ser una delicadeza gastronómica en los restaurantes de sushi, las poblaciones de atún de aleta azul del Pacífico han declinado en un 96 por ciento en relación a sus niveles históricos, y se calcula que quedan solamente 40.000 ejemplares en el mar en la actualidad. Los pescadores están arrasando las poblaciones de atunes al atraparlos antes que lleguen a la edad de procreación.
Algunas personas llegan a pagar mucho dinero por el pescado en vías de desaparición. En 2012 un atún de aleta azul de 222 kilos fue vendido en 1.760.000 millón de dólares en un mercado de pesca en Japón.

Los humanos dependen de los peces y del océano para sobrevivir. El declive del atún de aleta azul del Pacífico simboliza el problema de la sobrepesca que amenaza muchas comunidades.
“Necesitamos poner fin a la sobrepesca asegurándonos de que cada pez que llegue al mercado demuestre haber sido atrapado legalmente de manera verificable y que se pueda rastrear”, dijo el secretario de Estado John Kerry en 2014. “Y precisamos hacer una mejor tarea para proteger las reservas pesqueras de nuestro océano, que tienen un papel decisivo en la seguridad económica de millones de familias y para la seguridad alimentaria de otros millones más”.
El mundo está despertando ante la importancia de preservar las pesquerías. Es por ello que el Día Mundial de las Pesquerías (en inglés) es recordado por organizaciones y países cada 21 de noviembre. El Departamento de Estado (en inglés) y la Administración Nacional de Asuntos Oceánicos y Atmosféricos de Estados Unidos están de acuerdo y se han comprometido en la protección de las pesquerías en todo el mundo.