Treinta y siete estados de Estados Unidos y el Distrito de Columbia (en inglés) actualmente conceden licencias de matrimonio para parejas del mismo sexo. Sin embargo, solamente han pasado 11 años desde que Massachusetts se convirtiese en el primer estado de Estados Unidos en derogar su ley prohibitiva del matrimonio entre personas del mismo sexo.
En aquel entonces, solamente un 30 por ciento de los estadounidenses apoyaban la idea. En 2015, esa cifra se ha duplicado, alcanzando el 60 por ciento, y más del 70 por ciento de los estadounidenses viven ahora en estados en los que el matrimonio gay es legal. Para muchos activistas de derechos de los gais, el rápido cambio legal y cultural ha sido comparable a una revolución (en inglés).

A medida que las parejas del mismo sexo buscaban el mismo reconocimiento legal y protecciones de los que gozan las parejas heterosexuales, desafiaron prohibiciones estatales en los tribunales. Muchos tribunales que les dieron la razón adoptaron el punto de vista de que el matrimonio es un derecho garantizado a todos por la Constitución de Estados Unidos, y la discriminación basada en la orientación sexual es ilegal. En 2013 (en inglés), el Tribunal Supremo de Estados Unidos abolió una ley federal de 1996 que restringía los términos de “matrimonio” y “cónyuge” solamente a las uniones heterosexuales. El tribunal escuchará el 28 de abril los argumentos que podrían llegar en última instancia a abolir todas las prohibiciones de matrimonios entre personas del mismo sexo que aún existen en Estados Unidos.
Estados Unidos sufrió una transformación cultural cuando generaciones más jóvenes, más expuestas y más abiertas a relaciones entre personas del mismo sexo, dieron su apoyo a medidas electorales e iniciativas estatales para abolir las prohibiciones. Muchos grupos religiosos establecidos y organizaciones políticas, incluida la Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color, han dado su apoyo público a los derechos de las parejas de personas del mismo sexo.
Este video destaca las actitudes de muchos estadounidenses más jóvenes que están de acuerdo con que el amor es amor, independientemente del género.
Como preguntó el profesor de la Universidad de Nueva York, Patrick Egan, “¿Vamos a reconocer legalmente a estas personas que están dispuestas a realizar un compromiso de por vida el uno con el otro, o vamos a utilizar la fuerza de la ley para hacer que ese compromiso sea nulo e inválido?”