
El gobierno chino está obligando a los uigures y a otras minorías étnicas a trabajar en fábricas en la provincia de Sinkiang por muy poca paga o ninguna y bajo crueles condiciones de trabajo.
Los uigures detenidos son sometidos a “tortura física y psicológica, a intenso adoctrinamiento político y a trabajos forzados”, dijo el embajador de Estados Unidos para Asuntos de Libertad Religiosa, Sam Brownback, en un discurso que pronunció en junio.

Esta campaña de trabajos forzados es parte de la constante opresión por parte del gobierno chino a los uigures, los kazajos étnicos y otros musulmanes en la provincia de Sinkiang.
Los uigures y kazajos son parte de un grupo étnico túrquico y son diferentes a la mayoría étnica han de China en lo cultural, lingüístico y religioso.
Desde 2017 las autoridades chinas han encarcelado a más de un millón de personas de esas minorías étnicas en campos de internamiento por todo Sinkiang como parte de una campaña para eliminar su cultura y su religión.
Control de población
Según informes algunas de las fábricas en las que las autoridades de China obligan a los uigures a trabajar están dentro de los campos de detención en la provincia de Sinkiang, mientras que otras están en las cercanías.

“El gobierno somete a muchas de esas personas a trabajos forzados en un lugar o en fábricas adyacentes que producen ropa, alfombras, material de limpieza y otros artículos para la distribución doméstica y posiblemente internacional”, según indica el Informe sobre trata de personas del Departamento de Estado de Estados Unidos.
Aunque China dice que los detenidos están en esos campos para recibir capacitación vocacional, muchos de los internados en los centros ya tenían puestos de trabajo, con frecuencia cargos profesionales como en la enseñanza y algunos tenían negocios exitosos.
Dentro de las fábricas las condiciones no son mucho mejores que en los campos de detención. El gobierno obliga a los detenidos a estudiar el idioma chino y los somete al adoctrinamiento político.
Lo que es más, “el gobierno proporciona fuerzas policiales e instructores especiales que hacen que las fábricas sean ‘administradas de una manera semimilitar’”, dijo el investigador independiente Adrian Zenz, en un reciente informe.
El gobierno provincial de Sinkiang proclama la disponibilidad de trabajadores baratos para atraer los negocios a esa región.
“Documentos del gobierno alardean abiertamente sobre el hecho de que las reservas laborales de la amplia red de campos de internamiento han estado atrayendo a muchas compañías chinas para establecer su producción en Sinkiang”, dijo Zenz.