
La placa ricamente inscrita, que durante más de cien años ha recibido a los devotos de la mezquita de Id Kah, ha desaparecido a causa de la constante represión del gobierno chino contra el islam en la provincia de Sinkiang.
Las autoridades chinas retiraron la placa caligrafiada colocada en el dintel de las puertas, junto a la estrella y la iconografía de la luna creciente en la cúpula y los minaretes de la mezquita en la ciudad de Kasgar, informaron los miembros de la comunidad uigur en la diáspora, en declaraciones a Radio Asia Libre (RFA).
Para Turghunjan Alawudun, director del Comité de Asuntos Religiosos en el Congreso Mundial Uigur, que tiene su sede en Múnich, el haber retirado la placa en 2018 es un recuerdo de que “las diabólicas políticas del régimen chino buscan erradicar la fe islámica entre los uigures”, indica RFA.
Henryk Szadziewski, del Proyecto de Derechos Humanos Uigur, con sede en Washington, declaró a la emisora que “a Id Kah se le está quitando significado religioso para que sea solo una fachada para aquellos visitantes que no la conozcan”.
Construida en 1442, la mezquita Id Kah es una de las más grandes y antiguas en China, la placa que colgaba en el portal estaba fechada en 1908. Szadziewski declaró a la RFA que la única razón por la cual la mezquita todavía está ahí es por su valor histórico, para que el Partido Comunista Chino pueda pretender que los uigures gozan de la libertad de culto.
El gobierno de Estados Unidos ha documentado violaciones similares a la libertad religiosa en contra en los uigures en Sinkiang por parte del gobierno chino, en el Informe sobre libertad religiosa internacional que anualmente publica el Departamento de Estado. El informe es un componente del compromiso de Estados Unidos para impulsar la libertad religiosa en todo el mundo.
Continúa la represión

La retirada de la placa en Id Kah forma parte del patrón constante de las autoridades chinas para destruir a los uigures y la cultura islámica en Sinkiang.
Desde abril de 2017 más de un millón de uigures étnicos, kasajos, kirguizos y otros grupos minoritarios musulmanes han sido desplazados a campos de internamiento en Sinkiang. Se dijo que en esos campos los guardias golpean y torturan a los prisioneros, a los que obligan a renunciar al islam en un esfuerzo por borrar sus identidades religiosas y étnicas.
Fuera de los campamentos el gobierno chino mantiene un control sobre la gente en Sinkiang como si fuera una prisión. La opresión sobre la cultura islámica incluye:
- La demolición de mezquitas.
- Arrasar cementerios uigures para impedir que las familias uigures observen rituales funerarios tradicionales islámicos.
- Prohibir a los padres poner a los niños nombres islámicos.
- Obligar a los musulmanes a comer cerdo o beber alcohol, ambos prohibidos por el islam.
“Por todas sus tierras las mezquitas, santuarios y otros lugares sagrados han sido arrasados y ahora son historia” dijo Szadziewski. “El despojamiento de las señales de Id Kah es un paso adelante hacia la prohibición en efecto de la fe islámica”.