En un laboratorio en Tanzania, Serafina ha mejorado notablemente el cuidado de salud al ayudar a aumentar la detección de la tuberculosis en un 45 por ciento. Ella tiene cuatro patas, curiosos bigotes y poderes sobrehumanos.
Serafina es una rata de abazones gigantes. Ella y otras ratas tienen asombrosas narices que usan para rastrear con su olfato la tuberculosis (TB).
La tuberculosis es una grave amenaza a la salud mundial. En 2015, la Organización Mundial de la Salud informó que 1,5 millones de personas murieron a causa de esa enfermedad, lo que la convierte en la principal causa de muerte por una sola enfermedad infecciosa en el mundo. Se puede prevenir, es tratable y curable si se le detecta a tiempo, pero los científicos estiman que uno de cada tres casos no se diagnostica.
Ratas, como Serafina, pueden ayudar a obtener un diagnóstico rápido tras terminar un proceso de entrenamiento intensivo de nueve meses desarrollado por la organización sin fines de lucro APOPO.
“Habitualmente, un técnico en una clínica para tuberculosis procesa de 20 a 25 muestras en un día”, dijo Fidelis John, un técnico de laboratorio de APOPO. Por el contrario, una rata que ha recibido entrenamiento puede procesar 100 muestras en tan sólo 20 minutos.
“Serafina ha salvado muchas vidas”.
¿Cómo se entrena a una rata?
Garantizar un diagnóstico correcto requiere de una labor de equipo. Con Serafina en su jaula de prueba, se colocan diez muestras médicas debajo de agujeros ubicados en el suelo de la jaula. Ella recorre las muestras, olfateando cada una, y si huele los compuestos químicos y orgánicos indicados asociados con la tuberculosis, se detiene. Tras rascarse durante cuatro segundos para indicar una incidencia, Serafina recibe un premio, y entonces los técnicos de laboratorio proceden a confirmar su diagnóstico usando un microscopio.

Al recurrir al olfato de las ratas para identificar los casos que los humanos no pudieran detectar, los medicamentos críticos pueden llegar a tiempo a más personas para que estos sean eficaces. Además, de acuerdo con APOPO, el costo de este tipo de prueba puede ser tan económico como 20 centavos por muestra, lo que reduce los costos de manera significativa.
En la actualidad, 38 ratas de laboratorio para pruebas detección de tuberculosis han procesado más de 350 000 muestras en Tanzania y Mozambique. Es posible que dentro de poco sean más ratas. Este año, APOPO ganó una subvención para innovación por parte de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, para expandirse a zonas que incluyen a comunidades de alto riesgo tales como prisiones, asentamientos irregulares y fábricas.
La tuberculosis puede devastar economías, y su diagnóstico y tratamiento inadecuados puede poner en peligro a comunidades enteras: una persona con tuberculosis activa puede infectar de 10 a 15 personas más por año. La identificación y tratamiento de los casos más activos nos impulsa a controlar y erradicar esta terrible enfermedad.
Los instructores de APOPO están haciendo su parte al comenzar a trabajar con sus peludas compañeras casi tan pronto como desde que despiertan. Con su asombroso olfato, estas ratas “tienen un enorme impacto en la vida de Tanzania”, afirmó John Fidelis. “Estamos orgullosos de Serafina”.
APOPO comenzó primero a entrenar ratas de abazones gigantes para que detectaran minas terrestres. ¿Existe algo que estas ratas no puedan hacer? Sigue a APOPO en Facebook y Twitter para conocer más sobre su labor.
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