En el Laboratorio de Retropropulsión de la NASA en Pasadena (California), Susan Finley está acostumbrada a saltar barreras, “a ir hasta donde nadie ha llegado nunca”, como dicen en la serie de televisión “Star Trek”.

Finley, de 81 años, es una de las mujeres que más tiempo lleva trabajando para la NASA. A través de los años, ha participado en misiones para explorar la luna, el sol, todos los planetas y otros objetos del sistema solar.
También ha visto muchos cambios, en su mayoría impulsados por los avances tecnológicos.
Cuando Finley se unió al programa espacial estadounidense en 1958, comenzó a trabajar como una “computadora” humana, resolviendo a mano complejas ecuaciones matemáticas y siguiendo las trayectorias de los cohetes. Con el tiempo, las computadoras electrónicas empezaron a calcular las rutas de vuelo de los cohetes, así que Finley cambió su trabajo a la programación de computadoras.
Se convirtió en ingeniera de subsistemas y comenzó a desarrollar y probar software para la Red de Espacio Profundo de la NASA. Esa red, como parte del Laboratorio Retropropulsión, apoya las misiones interplanetarias de naves espaciales de la NASA y misiones seleccionadas en la órbita terrestre.

Dejar su huella
Finley ha hecho contribuciones duraderas a la exploración espacial. Uno de los primeros programas de computación que escribió para ayudar a navegar en una nave espacial todavía se usa en la NASA, con algunas modificaciones.
Cuando se le preguntó sobre los momentos más destacados de su carrera, dos episodios encabezaron la lista.
Participó en un proyecto de tres países en 1985, cuando la NASA se asoció con las agencias espaciales rusa y francesa en una misión para estudiar Venus.
Después de volar a Venus, la nave espacial estaba programada para un encuentro con el cometa Halley. El equipo de Finley en el Laboratorio de Retropropulsión rastreó la nave espacial y recolectó datos para la NASA.
(Vídeo en inglés)
“Toda la comunicación tenía que ser a través de los franceses, pero nuestro seguimiento fue tan exitoso que Rusia nos llamó para hacer el viaje subsiguiente al cometa”, dijo Finley. “Disfruté mucho al ser parte de un proyecto internacional”.
Otro punto a destacar fue el trabajo en la misión del vehículo explorador de Marte.
Cuando el primero de los dos vehículos aterrizó en Marte en enero de 2004, absorbió varios rebotes fuertes en la superficie marciana, y los ingenieros de la NASA esperaron nerviosamente para saber que había sido del vehículo.
“Mi momento más emocionante fue cuando anuncié al jefe de la misión… que el vehículo estaba quieto,’ vivo’, después de rebotar y permanecer en silencio durante 15 minutos”, dijo Finley. “Es toda una experiencia ser la única persona en el mundo con una noticia como esa”.
Con su larga historia en la NASA, a menudo los colegas más jóvenes se acercan a Finley para pedir consejo. También trata de animar a los niños que conoce en los programas de verano orientados a la ciencia, diciéndoles: “No temas hacer preguntas”.
Finley no tiene planes de retirarse. “Siempre estoy aprendiendo algo nuevo”, dijo. Pero “tal vez algún día tenga tiempo de aprender a tocar el piano”.