Uno no necesita ser británico, y ni siquiera un aristócrata, para saber lo que significa ser “armado caballero” por el monarca reinante en Inglaterra.
Varias docenas de estadounidenses, por recomendación tanto del gobierno británico como de la monarquía, han llegado ser designados caballeros o damas honorarios como reconocimiento a su valioso servicio al Reino Unido y al mundo.
Aunque el gobierno o la corona británica eligen con frecuencia a funcionarios civiles o militares de Estados Unidos para concederles ese privilegio, otros logran ser caballeros honorarios debido a sus contribuciones en las artes y las ciencias, obras públicas y servicio humanitario.
A diferencia de sus contrapartes británicas, los receptores no británicos no están autorizados a utilizar el los títulos de “Señor” o de “Dama” delante de su nombre, pero si tienen derecho a agregar las iniciales que correspondan a las distinciones particulares con que fueron reconocidos tras su nombre.
Por ejemplo, en el año 2001 la reina Isabel II le concedió al evangelista estadounidense Billy Graham el grado de Caballero Comandante Honorario de la Orden del Imperio Británico por su contribución a la vida religiosa, autorizándole a agregar las letras “K.B.E.” tras su nombre.
Cuando el general de ejército Dwight D. Eisenhower estaba al mando de la campaña aliada en contra de los alemanes en 1943 recibió la Orden Más Honorable de Bath de Caballero de la Gran Cruz, una orden establecida por el rey Jorge en 1725 en reconocimiento al servicio militar o a un excepcional mérito civil. Eisenhower recibió otra Orden Británica al Mérito pocos años después y fue elegido presidente de Estados Unidos en 1953.
Los presidentes Ronald Reagan y George H.W. Bush ambos recibieron la Orden Más Honorable de Bath de Caballero de la Gran Cruz poco después de cumplir sus mandatos presidenciales, por su apoyo a los británicos en su política exterior.
La reina Isabel II designó en 2014 dama honoraria a Angelina Jolie, una actriz estadounidense y embajadora especial de la ONU, en reconocimiento a su campaña en contra de las violaciones en las zonas de guerra. En una ceremonia privada, la reina le entregó a Jolie la insignia de la Gran Cruz de Dama Honoraria de la Más Distinguida Orden de San Miguel y San Jorge, una honra reservada a personas que han prestado servicios no militares en un país extranjero o en asuntos de política exterior.
