Para alcanzar el objetivo fijado por el acuerdo de París (mantener el aumento de la temperatura por debajo de los 2 °C) se requiere una inversión en soluciones medioambientales de casi 40 billones de dólares antes de 2030.
Según la Agencia Internacional de la Energía, esta cantidad será precisa para costear los gastos de investigación y desarrollo de nuevas tecnologías y para un mayor despliegue de las tecnologías existentes.
La buena noticia es que, según el nuevo informe Tendencias Globales. Inversiones en Energías Renovables 2015 (en inglés, comunicado de prensa en español), las inversiones en la energía renovable han aumentado. Las gráficas a continuación muestran cuánto y dónde.
¿Quién pagará?
Los gobiernos locales, estatales y nacionales de todo el mundo, a menudo actuando en colaboración con empresas, pagarán para poner en funcionamiento mecanismos de energía limpia, tales como paneles solares fotovoltaicos, turbinas eólicas y baterías de almacenaje. También ayudarán fundaciones, universidades, fondos de pensiones y capitalistas de riesgo.
¿Cómo se gastará el dinero?
Las tecnologías de energía limpia de eficacia comprobada precisan de una adopción más amplia. Una vez que los países comiencen a suscribir el acuerdo de París en el Día de la Tierra (22 de abril), el primer paso que tomarán será actualizar sus viejos sistemas. Para ello, por ejemplo, instalarán medidores inteligentes que permitan controlar el consumo energético de manera más eficiente. Luego, podrán implementar nuevas tecnologías de generación y distribución de energía.
El reciente patrón de gastos se mantendrá: La energía solar está tomando impulso, en especial en los mercados emergentes. Brasil aumentó en 7.600 millones de dólares su participación en energías renovables en 2014. Por su parte, la India realizó una inversión similar de 7.400 millones de dólares. Las energías eólica y geotérmica también están ganando terreno. En aquellos lugares en los que abundan los recursos hídricos, aumentará la energía hidráulica.
Todas las ciudades del mundo, desde Los Ángeles a Nueva Delhi o Pekín, desean una mayor inversión en vehículos eléctricos para disminuir la contaminación atmosférica. Es por ello que esperan más investigación y desarrollo en baterías de mayor capacidad de almacenaje para mejorar los vehículos eléctricos (y para un uso más amplio de las energías eólica y solar).
Por otra parte, la mejora en la captación y el almacenaje de carbono para reducir el impacto del consumo de combustibles fósiles requerirá una inversión inmediata y a largo plazo. Por último, se prevé la intensificación de la exploración de la biomasa de bajas emisiones, la energía generada por el oleaje, las pilas de combustible y los biocombustibles.
¿Dónde?
Si el pasado es el prólogo del futuro, observemos los avances que han registrado los países en desarrollo, con China a la cabeza, en 2014. China quedó a unos pocos miles millones de dólares de superar las inversiones realizadas por las economías desarrolladas. En este sentido, rompió récords en la financiación de la energía solar. Por su parte, las inversiones europeas tuvieron un comportamiento similar en términos de energía eólica.
Si la tendencia mundial continúa, la próxima década será testigo de investigaciones, pruebas y utilización de tecnología más inteligente.