James Davis nunca olvidará las noches frías en las que dormía en los bancos de los parques.
En la actualidad es un mecánico electrónico y uno de los 130 vendedores que venden el periódico callejero StreetSense, una publicación de la ciudad de Washington dedicada a los “sin casa” y a los asuntos que les afectan. Vender el periódico le ha ayudado tanto a él como a otros que se enfrentan a la situación de no tener vivienda estable, a afrontar sus gastos. La mitad de los artículos son redactados por personas que han carecido en algún momento o que carecen de vivienda, muchas veces los propios vendedores.
En todos los continentes, menos en la Antártida, se pueden encontrar más de 120 periódicos similares, en 24 idiomas. Una publicación de Nuremberg ofrece a sus vendedores la oportunidad añadida de asistir a conferencias universitarias y otra en Munich paga las pompas fúnebres de los vendedores que fallecen en las calles de la ciudad.
Street Sense ofrece talleres gratuitos de redacción, mercadotecnia digital y cinematografía.

Como los periódicos tradicionales, los periódicos callejeros suelen incluir noticias, comentarios políticos, incluso secciones de negocios, deportes y cómics. La cobertura de temas afecta más que solamente a los redactores o lectores del periódico, algunas historias provocan cambios sociales en comunidades locales.
Street Roots, una publicación que sale cada dos semanas en Portland, Oregón, y que empezará a publicarse semanalmente en enero, trabaja junto con el gobierno local para producir un informe anual de muertes de personas sin vivienda. El informe ha estimulado el diálogo sobre la vivienda y las iniciativas de políticas respecto a las muertes de las personas sin casa.
El diario Wall Street Journal promovió una historia de Street Sense, de la que Davis es coautor, sobre compañías de desahucios que em 2006 contrataban a personas sin vivienda por menos del salario mínimo, una de las primeras crónicas sobre las que los colaboradores habían informado. El artículo también recibió atención por parte de unos abogados que más tarde plantearon una demanda de los trabajadores sin vivienda contra las compañías de desahucios y que resultó en que recibieran mejor paga.

El director ejecutivo Brian Carome dijo que la palabra escrita está vivita y coleando en Street Sense. “La tirada ha aumentado bastante”, comentó Carome. Cuando empezó en 2003 tenía una tirada mensual de alrededor de 5.000 ejemplares. En la actualidad Street Sense sale cada dos semanas con 13.000 copias.
En todo el mundo 6 millones de personas han comprado periódicos callejeros, han abierto las páginas llenas de letras para leer sobre temas que enfrenta esta comunidad frecuentemente marginada. Esto nos recuerda que todavía hay valor en las palabras de aquellos que carecen de vivienda.
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