Cada vez que la gente asiste a conciertos, obras de teatro y otras actuaciones en el Teatro de la Terraza en Washington, se les recuerda la generosidad del gobierno de Japón y su pueblo.
En reconocimiento del bicentenario de los Estados Unidos en 1976, los japoneses presentaron a los estadounidenses un cheque de 3 millones de dólares para construir este teatro en el piso de la azotea del Centro para la Representación de las Artes John F. Kennedy.
La Terraza ha sido objeto de una renovación de un año de duración, y durante la temporada de octubre y noviembre celebra su reapertura con obras de arte y espectáculos que rinden homenaje a Japón.
Música y baile

“Japanese Connections” (Conexiones japonesas) presentó el 18 de octubre a dos innovadores artistas japoneses: el bailarín de tap Kazunori Kumagai, y el músico Yumi Kurosawa, un aclamado solista en el koto, un instrumento japonés tradicional.
“Me siento muy honrado de ser parte de esta velada especial”, dijo Kurosawa. “El Teatro de la Terraza muestra lo que se puede hacer cuando dos países comparten la afición por las artes”. La Terraza es el cuarto salón de funciones del Centro Kennedy y el más pequeño, con menos de 500 asientos. Ofrece un entorno íntimo con una acústica superior.

Artes textiles

Para coincidir con la renovación del teatro, la artista textil japonesa Reiko Sudo está mostrando su trabajo en el atrio principal del primer nivel del Kennedy Center.
Para “Fantasy in Japan Blue” (Fantasía azul en Japón), Sudo ha montado telas en 115 abanicos de gran tamaño abiertos. Cada abanico está teñido para corresponder a uno de los 46 tonos de índigo japonés, un tinte natural derivado de plantas. El número es la conmemoración de Sudo de los 46 años del presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, por quien el centro de arte recibió su nombre.
Los abanicos abiertos, que estarán en exhibición hasta el 12 de noviembre, simbolizan la buena fortuna “generalizada” y exhiben el arte japonés del plegado.