“De alguna extraña manera, el hielo está vivo”, dice James Balog, quien ha documentado la desaparición de glaciares por medio del Estudio de Hielo Extremo (en inglés) desde 2007. “Los glaciares responden al tiempo y al clima”, afirma.

El proyecto estaba plagado de incertidumbre: Balog no sabía qué harían exactamente los glaciares; en qué puntos del rocoso y remoto terreno debían colocarse las cámaras para secuencia en el tiempo; si funcionarían correctamente; o cómo continuaría financiando el proyecto con el paso de los años. Sin embargo, lo que captó fue la historia del cambio climático grabada en el hielo.

Esculpido por el agua del deshielo, el cañón Birthday de Groenlandia tiene unos 46 metros de profundidad. (Extreme Ice Survey/James Balog)

Cuando Balog comenzó a ojear las primeras imágenes, fue “asombroso”.

“Nos agrupábamos por detrás de la cámara y decíamos: ‘Dios mío, ¿puedes creer eso?’”. Él y los encargados de las imágenes, los ingenieros y los científicos estaban mirando directamente a los impactos del cambio climático. “No estaba seguro de cómo se iba a sentir el público ante la evidencia visual una vez la obtuve”, expresó Balog.

Cámaras de secuencia en el tiempo utilizadas para el estudio del hielo en Alaska. (Extreme Ice Survey/James Balog)

Las resistentes cámaras del proyecto observan 23 glaciares. Registran los cambios cada media hora, todo el año mientras hay luz del día, lo que genera unas 8.000 instantáneas por cámara al año. Balog buscó zonas de roca sólida a las que fijarlas y pensó en la luz, la composición y las recomendaciones de compañeros científicos.

El glaciar Stein en Suiza, fotografiado en septiembre de 2006 (izda.) y septiembre de 2012 (dcha.). (Extreme Ice Survey/James Balog)

Reunió innumerables imágenes de glaciares que retroceden docenas de metros por año y pierden cientos de miles de toneladas de hielo en cuestión de una semana. (También creó una herramienta gratuita en línea para enseñar sobre el clima).

El hollín en polvo transportado desde lejos por el viento, causado por la desforestación de corte y quema, las plantas energéticas de carbón y los gases de escape del gasóleo, se convierte en crioconita, que absorbe el calor solar y derrite el hielo. (Extreme Ice Survey/James Balog)

El hielo está volviéndose más delgado y desapareciendo a medida que el planeta se calienta. En los dos últimos siglos, la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera ha aumentado en un 40 por ciento. Este gas, un principal causante del efecto invernadero, absorbe el calor de la Tierra, haciendo que la temperatura de la Tierra vaya aumentando lentamente y los glaciares disminuyan.

El glaciar Mendenhall en Alaska, fotografiado en mayo de 2007 (izda.) y en septiembre de 2011 (dcha.). (Extreme Ice Survey/James Balog)

La gran mayoría de los glaciares del mundo están disminuyendo de tamaño. Hay varios informes de que el glaciar Mendenhall en Alaska está disminuyendo de tamaño. En el Parque Nacional de los Glaciares (Glacier National Park) de Montana, han desaparecido 130 glaciares que en 1910 destellaban. Solamente quedan 25. La estación veraniega se ha prolongado y el número de días con temperaturas superiores a los 32 grados centígrados (90 grados Fahrenheit) se ha triplicado desde principios del siglo XX. En 2012, el 97 por ciento de la superficie de hielo de Groenlandia se había descongelado.

Un trozo desprendido de un iceberg en Islandia, flotando en las olas del Atlántico Norte. (Extreme Ice Survey/James Balog)

Este derretimiento ha hecho que el nivel del mar se eleve más rápidamente que antes, aproximadamente un cuarto de centímetro por año.

El glaciar Sólheimajökull en Islandia, fotografiado en diciembre de 2009 (izda.) y en julio de 2011 (dcha.). (Extreme Ice Survey/James Balog)

En agosto de 2014, el borde del glaciar Sólheimajökull subió 1,5 metros, generando preocupación en Islandia de que un bloque de hielo pudiera separarse y provocar un maremoto.

A medida que se derrite la capa de hielo en Groenlandia, se liberan antiguas burbujas de aire. (Extreme Ice Survey/James Balog)

¿Cómo era el clima hace miles de años? Podemos reconstruir el pasado estudiando diminutas burbujas de aire que están en el hielo. Desde la década de 1950, los científicos han perforado capas de hielo para conocer la composición química y las condiciones climáticas del pasado.

El núcleo del hielo contiene datos que permiten medir las concentraciones de gases de efecto invernadero de hasta hace unos 800.000 años. Pero, ¿tendrán todavía los científicos glaciares para perforar dentro de unos siglos más?

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