Desafío a la calidad del aire en México

Fotografía de la silueta de la Ciudad de México con al aire muy contaminado, junto a una con el cielo limpio (© AP Images)
El esmog de la mañana oscurece a la Ciudad de México en 1997. La contaminación se redujo drásticamente para el año 2008, luego de que el gobierno restringiera las emisiones vehiculares e industriales (© AP Images)

La continua lucha que la Ciudad de México ha librado durante décadas contra la contaminación del aire ofrece estrategias eficaces a ciudades de todo el mundo para mejorar la calidad del aire.

Desde la década de 1990 el gobierno mexicano ha puesto en práctica una estrategia integral llamada ProAire (en inglés) que comprende programas sucesivos que han reducido de forma importante el dióxido de carbono y otros contaminantes. Los esfuerzos de la Ciudad de México hicieron que ganara el premio de calidad del aire C40 del Grupo de Liderazgo para el Clima (en inglés) en 2013. El grupo es una red internacional de 75 megaciudades que enfrentan problemas ambientales similares y colaboran para encontrar soluciones.

Las emisiones de gases industriales y automotores de efecto invernadero: monóxido de carbono, dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno y ozono; son las fuentes principales de la contaminación del aire en la Ciudad de México, así como materia de partículas microscópicas. Estas partículas sólidas y líquidas de emisiones industriales y vehiculares, incendios, hollín y polvo, son difíciles de eliminar de la atmósfera y tienen un efecto mortal en la salud humana.

La contaminación se intensifica con la geografía. La zona metropolitana de la Ciudad de México comprende la ciudad y los estados y ciudades aledaños del Valle de México. Cerca de 21 millones de personas viven en una zona que está a 2.240 metros de altitud sobre el nivel del mar, en un altiplano rodeado por montañas, en el cráter de un antiguo volcán que atrapa las emisiones. La menor cantidad de oxígeno, debido a la altitud, reduce la eficiencia de los motores vehiculares, que por lo tanto liberan más contaminantes de lo que liberarían en otro lugar. Lo que es peor, el aire caliente sobre el valle, llamado “capa de inversión”, tiene un efecto de sello y atrapa la contaminación.

Un científico inspecciona un filtro de aire en un centro de control de la calidad del aire en la Ciudad de México (© AP Images)

Qué es lo que funciona

Guillermo Velasco, director de programa en el foro de investigación de política ambiental Centro Mario Molina, dice que el movimiento de vehículos que cruzan de un estado a otro hace que la cooperación entre el gobierno federal y los gobiernos locales sea esencial. “Desde luego, las emisiones de un lado pasan al otro, por lo tanto es importante que [los gobiernos] trabajen de forma conjunta”, indicó Velasco. El lograr que los funcionarios de distintas jurisdicciones cooperen ha sido uno de los grandes logros de ProAire.

Expandir el transporte público, introducir los catalizadores y la gasolina sin plomo para reducir las emisiones, hacer obligatorias las inspecciones vehiculares dos veces al año y cerrar una refinería de Pemex, además de una cuidadosa supervisión, son estrategias de ProAire que funcionan. “Hoy no circula”, un programa que restringe el uso del automóvil un día a la semana, es otra estrategia que ha funcionado bien ante el incremento de la cantidad de vehículos.

“La Ciudad de México, hasta ahora, ha sido una historia de éxito”, dijo Velasco. Ha mejorado su infraestructura al mismo tiempo que ha modificado los hábitos vehiculares de las personas. Sin embargo, el crecimiento en la población y el resultante incremento en el tráfico vehicular y actividad industrial implican que se necesitarán esfuerzos más vigorosos en el futuro próximo para mantener el aire limpio.

La infraestructura ecológica ahora incluye elementos que absorben esmog. Los mosaicos con recubrimiento de dióxido de titanio en un hospital de la Ciudad de México crean una reacción química cuando se exponen a la luz del sol que hace que los contaminantes sean más benignos. (Foto cedida por Elegant Embellishments)

Próximas medidas

Las nuevas estrategias de ProAire continuarán hasta el año 2020 e incluyen mejorar las flotillas de transporte público municipal para que sean menos perjudiciales para el medioambiente, con un nuevo Metrobús y un programa de bicicletas compartidas llamado “Ecobici”. La reforestación y la creación de áreas verdes ayudarán a limpiar el aire al igual que la energía renovable. Y, para Velasco, restructurar la ciudad para que la gente “viva cerca de su trabajo”, es algo que ayudará.

Las encuestas muestran que las personas son contaminantes importantes (en inglés), y no se quedan muy atrás de los vehículos y las plantas industriales. Educar a las personas sobre las formas en que pueden reducir la contaminación a nivel individual también será una prioridad, según Velasco.

A menos que las estrategias se apliquen de forma estricta “la situación más realista que veremos es que la calidad del aire se mantenga tal y como está. No se va a deteriorar, pero no va a mejorar”, comentó Velasco. Los desarrollos tecnológicos como los combustibles alternativos, son parte de la solución pero indicó que para seguir avanzando en la dirección correcta “necesitamos una acción drástica en este momento”.