
A finales de 2021 fallecieron dos científicos estadounidenses que hicieron importantes contribuciones a nuestros conocimientos del mundo y sus ecosistemas.
Edward O. Wilson, a menudo llamado el heredero de Charles Darwin, falleció el 26 de diciembre en Massachusetts a los 92 años.
Thomas E. Lovejoy, ecologista y biólogo que acuñó el término “diversidad biológica”, sucumbió al cáncer de páncreas el 25 de diciembre en su casa de Virginia. Tenía 80 años.
Wilson, sus hormigas y el medioambiente

Edward Wilson trabajó para comprender mejor nuestro “planeta biológicamente diverso con el fin de proteger especies clave y evitar la destrucción involuntaria de los ecosistemas que sustentan nuestras vidas”, según su fundación (en inglés).
Wilson se doctoró en Harvard en 1955 y se incorporó a su profesorado en 1956. Desde allí, dirigió investigaciones sobre el mundo natural, incluidas algunas de las formas de vida más pequeñas.
Parte del legado de Wilson es una mayor comprensión del comportamiento biológico de las hormigas y el vínculo entre su composición genética y sus instintos sociales.
“Cada tipo de hormiga tiene casi el equivalente a una cultura humana diferente”, explicó en el programa de televisión Nova de la cadena PBS en 2008. “Así que cada especie es un maravilloso objeto de estudio en sí mismo. De hecho, sinceramente no puedo entender por qué la mayoría de la gente no estudia las hormigas”.
Su innovador libro The Ants (Las hormigas) ganó el premio Pulitzer en 1991. Era su segundo Pulitzer, tras el obtenido por On Human Nature (Sobre la naturaleza) en 1979. En 2008, también creó Encyclopedia of Life (Enciclopedia de la vida), un sitio web para documentar cada una de las especies de la Tierra.
Lovejoy: Defensor de la conservación de la selva tropical

Thomas Lovejoy era conocido por su trabajo de conservación de la selva amazónica en Brasil.
Lovejoy visitó la selva amazónica por primera vez durante su investigación de doctorado en biología en la Universidad de Yale. Allí se inspiró para estudiar la ecología de las aves, lo que le llevó a trabajar toda su vida en la conservación del medioambiente.
“Fue pura fascinación, y poco a poco empecé a pasar de hacer sólo ciencia a hacer ciencia y conservación del medioambiente”, dijo a una revista científica brasileña (en inglés) en 2015. “El Amazonas es uno de los lugares más importantes para trabajar en el mundo”.
Durante su carrera, Lovejoy fue embajador científico del Departamento de Estado de Estados Unidos de 2016 a 2018, centrándose en la conservación de la biodiversidad y la vida silvestre, con viajes a Perú, Brasil, Filipinas, Malasia y Colombia para hablar con funcionarios gubernamentales, científicos y estudiantes. Lovejoy también trabajó con el Instituto Smithsoniano, el Fondo Mundial para la Naturaleza y la Universidad George Mason, donde fue profesor desde 2010.
Quizá su trabajo más importante fue el Proyecto de dinámica biológica de los fragmentos de bosque, una colaboración entre el Instituto Smithsoniano de Estados Unidos y el Instituto Nacional de Investigación Amazónica de Brasil. El proyecto comenzó en 1979 y es, hasta la fecha, el mayor experimento y de mayor duración sobre ecosistemas del mundo.
Lovejoy fue también uno de los principales colaboradores del primer informe del Grupo Científico para la Amazonia, que se presentó en la 26 ª Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), celebrada en Glasgow en noviembre de 2021.