
La tecnología inalámbrica de quinta generación (5G) es transformadora y tiene potencial para remodelar las industrias. Desde la atención sanitaria a distancia hasta los vehículos autónomos, pasando por servicios críticos como las redes eléctricas y los sistemas de agua, la 5G podría afectar a cada parte de nuestras vidas.
Debemos poder confiar en que los equipos y las compañías de programas informáticos 5G no amenacen la seguridad nacional, la privacidad o los derechos humanos de los ciudadanos y los titulares de derechos de propiedad intelectual.
Es por eso que Estados Unidos tiene una política clara sobre la seguridad de la 5G (en inglés) y trabaja con otros países para desarrollar y construir una infraestructura segura de 5G. Al ofrecer herramientas de financiación y conocimientos técnicos, Estados Unidos permitirá que los países construyan su infraestructura 5G sin depender de empresas de telecomunicaciones chinas poco fiables o de préstamos chinos opacos y problemáticos.
Estados Unidos puso en marcha la Asociación para la Conectividad Digital y la Ciberseguridad (en inglés) con el fin de catalizar las inversiones del sector privado en una infraestructura de tecnología de la información y comunicaciones segura así como de promover una economía digital abierta, interoperable, fiable y segura.
Esta iniciativa, lanzada por el secretario de Estado de Estados Unidos, Michael R. Pompeo, es una asociación interinstitucional entre la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional de Estados Unidos (DFC), el Banco de Exportación e Importación, la Agencia de Estados Unidos para Comercio y Desarrollo, la Comisión Federal de Comunicaciones y otros organismos.
En el marco de esta iniciativa, el gobierno de Estados Unidos proporciona capacitación y apoyo de asesoramiento técnico para ayudar a los países a desplegar de forma segura la tecnología 5G, aprovechando al mismo tiempo las enormes oportunidades económicas que permite el aumento de la conectividad.

Estados Unidos ha advertido a los países sobre el peligro de utilizar equipos de proveedores no confiables, incluidas empresas bajo el control del Partido Comunista Chino (PCC) como Huawei o ZTE Corporation, para construir la infraestructura de telecomunicaciones de sus países.
En la República Popular China (RPC), las leyes nacionales obligan a las empresas a cooperar con las agencias de inteligencia de la RPC, poniendo todo lo que se encuentra en una red 5G construida por China en situación de riesgo. A diferencia de Estados Unidos y otros países que cumplen la ley, en la RPC no hay tribunales independientes a los que las empresas puedan recurrir para proteger a sus clientes de las solicitudes de datos de la RPC.
Por medio de su Iniciativa Red Limpia, Estados Unidos colabora con otros países para alentarlos a utilizar únicamente equipos de telecomunicaciones de proveedores de confianza. La iniciativa se basa en normas de confianza digital aceptadas internacionalmente y está concebida para hacer frente a las amenazas a la privacidad de los datos, la seguridad y los derechos humanos de agentes malignos, como el Partido Comunista Chino.
El gobierno de la RPC ha sido muy agresivo en su apoyo a Huawei y otras empresas de la RPC en lo que se refiere a construir redes 5G. Pekín proporciona fondos para Huawei y otras empresas chinas y los utiliza como parte de la política exterior estratégica de la RPC, según el Departamento de Estado.
Estos proyectos son “subsidiados por el gobierno con líneas de crédito masivas y préstamos de larga duración con generosos períodos de gracia de los bancos de propiedad estatal a fin de socavar la competencia y penetrar más profundamente en los mercados extranjeros”, explicó en 2019 Christopher Ashley Ford, secretario de estado adjunto de la Oficina de seguridad internacional y no proliferación.
Estados Unidos financia y apoya los esfuerzos de los países en desarrollo para construir sus redes 5G garantizando la seguridad y la fiabilidad.
El director ejecutivo de la DFC, Adam Boehler, declaró: “En los países en desarrollo donde hay líneas de telecomunicaciones seguras y confiables, la DFC y USAID llevan herramientas de financiamiento y seguros que ayudan a reducir los costos y mitigar los riesgos de las compañías estadounidenses que desean hacer negocios en la región. La combinación de estas herramientas con un compromiso con la Red Limpia sirve como un gran catalizador para el crecimiento”.
Keith Krach, subsecretario de Estado de Estados Unidos para Asuntos de crecimiento económico, energía y medioambiente, añadió: “La decisión de unirse a la Red Limpia envía una potente señal al sector privado de que su país es un socio de confianza y un gran lugar para invertir”.