
El Departamento de Estado de Estados Unidos ha aportado 350 millones de dólares en concepto de asistencia a migrantes y refugiados para la respuesta internacional a COVID-19 en países de todo el mundo desde el inicio de la pandemia.
La financiación de Estados Unidos proporciona protección y aborda la mayor vulnerabilidad creada por la pandemia para los refugiados, los migrantes y las comunidades de acogida a través de organizaciones internacionales asociadas, entre ellas el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el Comité Internacional de la Cruz Roja, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y organizaciones no gubernamentales asociadas.
Los programas fortalecen “las respuestas sanitarias locales y el suministro de artículos de socorro de emergencia a familias vulnerables”, según el Departamento de Estado (en inglés).

En todo el mundo, coordinadores y funcionarios encargados de los refugiados trabajan sobre el terreno para ayudar a garantizar que la asistencia de Estados Unidos llegue a los refugiados y migrantes más necesitados, a fin de que esas personas vulnerables puedan recibir servicios de salud durante la pandemia.
Más de 2,1 millones de dólares de la financiación de la asistencia a migrantes y refugiados se han destinado a México para ayudar a refugiados, solicitantes de asilo, migrantes vulnerables y comunidades de acogida para mitigar la pandemia. Desde las ciudades fronterizas entre Estados Unidos y México hasta la Ciudad de México, los coordinadores de refugiados en Estados Unidos se aseguran de que los fondos y los suministros se distribuyan a los refugiados y migrantes más necesitados.
A medida que COVID-19 se propaga en México, “hemos trabajado arduamente para mitigar el riesgo de infección en los refugios y entre los migrantes y solicitantes de asilo”, dijo Clayton Alderman, coordinador de refugiados de la Embajada de Estados Unidos en la Ciudad de México.

Desde finales de marzo, ACNUR, asistido por los fondos del Departamento de Estado para asistencia a migrantes y refugiados, ha distribuido los siguientes artículos en albergues de refugiados y migrantes en todo México:
- 34.900 mascarillas.
- 8.010 pares de guantes quirúrgicos.
- 1.480 batas médicas.
- 3.930 gorros quirúrgicos.
ACNUR también reservó 1.119 habitaciones en todo el país para aislar a los migrantes y refugiados de alto riesgo o infectados, manteniéndolos tanto a ellos como a las comunidades de acogida a salvo de una mayor propagación del virus.
La OIM estableció dos centros de cuarentena para los que necesitaban refugio en las ciudades fronterizas de Estados Unidos y México, Ciudad Juárez y Tijuana. Allí, los migrantes y los solicitantes de asilo pueden permanecer en cuarentena durante 14 días antes de ser trasladados a los refugios establecidos.
Desde el comienzo de la pandemia, los albergues existentes se han mostrado reacios a admitir a los recién llegados por temor a introducir la infección. Las instalaciones de cuarentena de transición ofrecen a los migrantes y solicitantes de asilo alojamiento seguro y mitigan la propagación de la infección en los albergues existentes.
Desde que comenzara a funcionar en mayo, el hotel de Ciudad Juárez ha albergado a 290 personas, y el de Tijuana, que abrió sus puertas a finales de junio, a 121.

Los asociados en la implementación ayudan a los refugiados en formas que van más allá de la ayuda física. Por ejemplo, después de huir de Venezuela con su hijo de 4 años de edad en diciembre de 2019, la Dra. Rosemary Vieras pudo encontrar empleo en un hospital público de la Ciudad de México ayudando a pacientes de COVID-19 gracias a la convalidación de sus diplomas y la emisión de credenciales médicos por parte de las autoridades mexicanas con el apoyo de ACNUR.
“A partir de ahí fue la alegría y era mucha porque ya pues obvio podía disfrutar de… ya por lo menos de mi libertad como tal”, dijo. “Y a partir de ese momento yo creo que las oportunidades y todo lo que se ha presentado ha sido muy bueno”.
La Dra. Vieras, especialista en medicina general, no sólo necesitaba obtener un certificado de su licencia médica, sino también adquirir una licencia profesional para trabajar en México y una certificación médica adicional para trabajar como doctora.
Solicitó su licencia y certificación, pero como COVID-19 afectó la vida en todo México, las oficinas gubernamentales cerraron.
Se puso en contacto con ACNUR, que rápidamente la ayudó a agilizar sus certificaciones y a conseguir un trabajo para mantenerse a sí misma y a su hijo.
Ahora, la Dra. Vieras trabaja en primera línea, salvando vidas, en un hospital general que sólo trata pacientes con COVID-19. Su trabajo, al igual que la respuesta a COVID financiada por Estados Unidos, sirve directamente a sus pacientes que luchan contra la enfermedad y contribuye a los esfuerzos para contener la infección a nivel mundial.
“Muchas gracias a ellas por lo menos por darme la oportunidad de que conozcan un poco de historia y la historia quizás de muchos refugiados que por lo menos estamos activos. Las oportunidades en este país han sido excelentes y pues no me quejo de ellas, doy gracias a Dios por las mismas”, expresó la Dra. Vieras.