
La represión china contra la minoría étnica uigur se extiende más allá de sus fronteras, llegando incluso a Australia.
Para los uigures que viven en Australia y que hablan en contra de la represión de China, “sus familias han pagado un precio”, dijo el embajador de Estados Unidos en Australia Arthur B. Culvahouse Jr. al “Advertiser” de Australia en agosto. “Obviamente los están vigilando”.
Australia fue uno de los 30 países que se unieron a Estados Unidos en un evento de la Asamblea General de la ONU en septiembre, para destacar lo que el vicesecretario de Estado de Estados Unidos, John Sullivan, ha denominado la “horrible campaña de represión” de China contra los uigures y miembros de otras minorías musulmanas en la región occidental de Sinkiang.
Culvahouse se ha reunido con los uigures para comprender mejor sus preocupaciones y presiones. “La libertad de asociación, la libertad de expresión y la libertad de reunión significan que las potencias extranjeras no te sigan”, dijo Culvahouse después de la reunión.
Opresión en China
Los uigures son parte del grupo étnico túrquico que vive principalmente en Sinkiang, la provincia más occidental de China. Los uigures son cultural, lingüística y religiosamente distintos de la mayoría étnica Han de China.
Desde abril de 2017, las autoridades chinas han llevado a cabo una campaña de opresión para borrar la identidad etnorreligiosa uigur deteniendo a más de un millón de uigures y otras minorías étnicas musulmanas en campos de internamiento. Hay informes fidedignos de muertes, trabajos forzados y tortura en algunos campos de internamiento de Sinkiang.
Para aquellos que no han terminado en los campos de internamiento, Sinkiang se ha convertido en una prisión al aire libre, ya que las autoridades utilizan una combinación de vigilancia de alta y baja tecnología, incluidas cámaras de seguridad con tecnología de reconocimiento facial, y tácticas de intimidación.
Recientemente, el Departamento de Estado de Estados Unidos impuso restricciones de visado a los responsables de las graves violaciones de los derechos humanos en Sinkiang y restringió a las empresas estadounidenses la exportación de ciertos productos a empresas tecnológicas chinas que podrían permitir tales abusos, dijo el Secretario de Estado Michael R. Pompeo.