Con la cabeza rasurada y una intensa mirada, el actor estadounidense de origen paquistaní Faran Tahir ha desempeñado el papel de villano en numerosos programas de televisión y en la exitosa película de Hollywood Iron Man (Hombre de hierro).
Tahir, que es musulmán, se ha ganado una reputación de luchar contra los estereotipos negativos de los musulmanes. Convenció a los productores y redactores de Iron Man de no incluir a Raza, líder con la cara cicatrizada de la mítica pandilla Los Diez Anillos y que es musulmán.
Era una película de superhéroes surgida de un cómic, razonó. “¿Por qué necesitamos introducir esta ideología de fanatismo islámico en esto?
El actor de 52 años se encuentra en una posición única para explicar la cultura y creencias estadounidenses al mundo islámico y viceversa. Nacido en Los Ángeles de padres que estudiaron en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), se crió en Lahore (Paquistán). Tres generaciones de sus antepasados fueron actores, escritores y directores que impulsaron la libertad de expresión y nuevas ideas que “nunca aceptaban un ‘no’ por respuesta”. Una de sus bisabuelas lanzó una revista para mujeres en la década de 1890.
“Ellos son mi inspiración”, expresó Tahir en una conversación reciente en el Departamento de Estado. “Cuanto más podamos humanizar a la gente, mejor estaremos todos”.
Tahir ha sobresalido en una amplia gama de papeles, que incluye un presidente de Estados Unidos en la película Elysium y un capitán de la Flota Estelar en la película de 2009 Viaje a las estrellas. Recientemente desempeñó el papel principal en una aclamada producción de Otelo: el moro de Venecia, la gran obra dramática de Shakespeare sobre ira, racismo y envidia.
Ya sea interpretando a un moro musulmán como Otelo o a un capitán de la flota estelar de ciencia ficción de la Federación Unida de Planetas, el propósito de Tahir como actor es el mismo: “aprovechar lo que es nuestra humanidad, lo que nos vincula más que lo que nos separa”.

Tahir expresa su frustración con el éxito de Dáesh y Al Qaeda en difundir su narrativa de odio en el mundo musulmán. “Lo que no aparece es la contranarrativa”, explicó, que le permita a la gente responder: “Lo que ustedes están diciendo no es ético para todo lo que sé”.
Tanto en el escenario como en el estudio de filmación, considera que su trabajo hace que la gente piense en complicados personajes y situaciones. “No quiero presentarles algo que sea sencillo, sino que sea un poco más complejo”, finalizó.