El oficio de soldador es la respuesta de este filipino a la continua violencia

Bryan Alegado nació en Parang, una ciudad costera en la región sur de Filipinas llamada Mindanao, donde la pobreza y la violencia limitan sus oportunidades de seguir una carrera.

Sin embargo, Alegado está forjándose un camino por sí mismo. En 2016, después de conocer de la existencia de un programa de capacitación laboral respaldado por Estados Unidos para jóvenes que no asisten a la escuela, aprendió a ser soldador. En la actualidad, fabrica letreros de metal para carreteras, portones de escuelas, rejas para ventanas y cercas, proyectos que hacen que la comunidad sea más segura y le ofrecen un medio de vida.

La capacitación que recibió Alegado fue parte del Proyecto de desarrollo juvenil de Mindanao, que, en asociación con el gobierno filipino, ha ayudado a 16.000 jóvenes en la región.

Un muchacho asegura unos remaches en vigas de un techo (Leoncio M. Rodaje para USAID)
“Necesitaba destrezas confiables para tener un empleo estable”, dijo Bryan Alegado, cuando explicaba por qué deseaba la capacitación. (Leoncio M. Rodaje para USAID)

Una familia desgarrada por el conflicto

Cuando Alegado era más joven, su padre fue asesinado a tiros en un pueblo vecino debido a un “rido“, una disputa entre familias o clanes que a menudo implica la violencia como represalia. En Mindanao, el “rido” causa numerosas bajas, paraliza la economía y desplaza a las familias.

Para Alegado, significaba abandonar la escuela para tomar trabajos con los que ganaría dinero para mantener a su familia … y hacer un voto para vengar el asesinato de su padre.

En algunas de las zonas más pobres de Mindanao, uno de cada seis jóvenes no asisten a la escuela. A menudo son reclutados para luchar por una ideología extremista islámica, atraídos por el dinero en efectivo y la promesa de una paga habitual.

Dos personas observan a un tercero que trabaja en una soldadura (Leoncio M. Rodaje para USAID)
Además de la soldadura, los estudiantes en el programa aprenden sobre liderazgo, trabajo en equipo, conocimientos financieros y empresariales. (Leoncio M. Rodaje para USAID)

Encontrar una mejor manera

Sin embargo, Alegado se inscribió en el Proyecto de desarrollo juvenil de Mindanao y eligió un curso de soldadura. Después de cuatro meses de asistencia perfecta, se graduó y recibió su certificado de competencia nacional de la Autoridad de Educación y Habilidades Técnicas de Filipinas.

“Completar este curso me dio la mejor sensación”, dice Alegado. Ha abandonado su plan de la niñez de buscar represalias. “Solo tengo un recuerdo de mi padre”, dice. “Manejaba un camión de servicio y me sonrió. Este recuerdo me da esperanza mientras me dedico a alcanzar mi sueño. Donde sea que esté, sé que me está sonriendo y quiero que se sienta orgulloso”.

Desde 2013, el proyecto de desarrollo juvenil, administrado por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, ha llegado a un tercio de las áreas afectadas por conflictos, donde las tasas de deserción escolar son las más altas.

Una versión más extensa de este artículo (en inglés) por el autor Leoncio M. Rodaje ha sido publicada en USAID/Exposure.