La península ucraniana de Crimea lleva casi dos años de ocupación rusa, y aumenta la represión de los tártaros de Crimea por parte de las autoridades de ocupación.
Durante el último mes las autoridades rusas llevaron a cabo decenas de redadas en aldeas tártaras de Crimea, aterrorizando a la población y arrestando (en inglés) al menos a 13 personas. Cuatro activistas tártaros de Crimea siguen detenidos por cargos de “terrorismo” inventados. Uno de ellos es Emir Hussein Kuku, un prominente defensor de los derechos humanos.

El 15 de febrero, el “fiscal general” de Crimea presentó una petición (en inglés) ante el “tribunal supremo” del territorio para prohibir la asamblea de gobierno autonómico de los tártaros, conocida como mejlis. Esta medida tipificaría como delito mostrar apoyo a la mejlis o financiarla, circular cualquiera de sus materiales o utilizar su símbolo, que figura en la bandera de los tártaros de Crimea.
La mejlis es el órgano ejecutivo del Congreso del Pueblo tártaro de Crimea y se opuso públicamente al referéndum ficticio orquestado por el Kremlin en Crimea el 16 de marzo de 2014, así como a la ocupación rusa de la península. Se ha prohibido que el presidente de la mejlis Refat Chubarov (en inglés) regrese a Crimea, mientras que el vicepresidente Akhtem Chiygoz (en inglés) enfrenta acusaciones en una farsa de juicio que recibe amplias críticas. Las autoridades rusas ocuparon físicamente (en inglés) el edificio de la mejlis de la comunidad tártara en septiembre de 2014.
La mejlis “no es culpable de ningún delito, solo de protestar contra la ocupación y la represión del pueblo tártaro de Crimea por parte de Rusia”, señaló el embajador de Estados Unidos ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa Daniel Baer (en inglés). El funcionario condenó (en inglés) la petición de prohibir la mejlis y observó que “la represión rusa de la comunidad tártara de Crimea ha alcanzado un nuevo nivel”.
El patrón de abusos de Rusia
La represión rusa de los tártaros de Crimea no es nada nuevo (en inglés). Desde la ocupación de Crimea en marzo de 2014, las autoridades rusas han señalado y perseguido a los tártaros de Crimea, y han obligado a más de 10.000 miembros del grupo étnico autóctono a huir de Crimea. Aquellos que han permanecido en la zona han sido víctimas de abusos, incluyendo interrogatorios, palizas, detenciones arbitrarias y allanamientos de la policía en sus casas y mezquitas.
El 4 de febrero una resolución del Parlamento Europeo condenó la represión de los tártaros por parte de las autoridades rusas. El órgano exigió a Rusia que pusiera fin de inmediato a la persecución sistemática de los tártaros autóctonos, que respetara sus derechos culturales y religiosos y que liberara a quienes están detenidos ilegalmente.
Asimismo, Baer instó a Rusia a que descartara sus acusaciones y liberara a los prisioneros tártaros. Afirmó que la brutalidad debía terminar, “así como la ocupación rusa de Crimea”.
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