
Los samburu son un pueblo del norte de Kenia que vive en zonas remotas a las que es difícil llegar y donde la electricidad y la comunicación con el exterior son escasas. Pero eso cambió en mayo, cuando la Fundación Fly Sister Fly (en inglés) distribuyó por primera vez radios que funcionan con energía solar. Ahora una comunidad allá cuenta con acceso a transmisiones educativas e informativas como nunca las tuvo.
El día en que Fly Sister Fly entregó los radios fue la culminación de cinco años de trabajo que recibieron un impulso adicional en sus últimos ocho meses gracias a TechCamp (en inglés), que ayudó al grupo a hacer realidad un enfoque innovador en su trabajo.
Vane Aminga creó la fundación hace cinco años para destacar la importancia de educar a las niñas en su natal Kenia, específicamente a las niñas samburu, un pueblo seminómada.
“Uno de nuestros mayores desafíos es que aunque somos capaces de realizar campañas de apoyo y hacer que los niños asistan a la escuela”, dice Aminga, “cuando volvemos para confirmar si todavía asisten, nos encontramos con que se mudaron”.
Aminga, que vive en Nairobi, buscaba una forma de mantenerse en contacto con estas comunidades sin importar cuán lejos estuvieran. En el otoño de 2015 asistió a TechCamp en Pretoria (Sudáfrica), que reunió a expertos en tecnología y jóvenes líderes africanos para compartir herramientas de bajo costo fáciles de implementar que pudieran ayudar a los grupos de la sociedad civil y a otras organizaciones a trabajar más eficazmente. Todos los participantes de TechCamp Pretoria son miembros de la red Jóvenes Líderes de África (YALI, en inglés) que, al igual que TechCamp, son administradas por el Departamento de Estado de Estados Unidos.

Aminga trabajó con Franklin Huizies, un experto en radio comunitaria que se desempeñó como instructor en el TechCamp. Juntos desarrollaron un plan para llevar contenidos educativos a las comunidades samburu a través de la radio.
Uso de radios que funcionan con energía solar
Pero los radios comunes no sirven para una comunidad como los samburu. Huizies le contó a Aminga sobre las radios portátiles que funcionan con energía solar que, si se entregaban incluso a unos pocos miembros de una comunidad rural, bastarían para permitir que las emisiones comunitarias de radio llegaran a cientos de personas.
“Lo escuchaba”, dijo Aminga, “y pensé ‘¡sí!, esto puede funcionar en mi caso'”. Huizies la alentó a postularse a una beca de TechCamp que le permitiría hacer realidad el proyecto y se ofreció ser su asesor.
Su propuesta recibió el subsidio y, con ayuda de Huizies, logró encontrar radios que se alimentan de energía solar que también se podían cargar con una manivela. Mejor aún, estos radios tenían una luz que permite leer después del anochecer, una ranura para memoria que contenga material pregrabado y un puerto que permite la radio funcionar como cargador de baterías.
Para fines de 2016, el grupo espera distribuir unas 100 radios entre las comunidades samburu.
“Poder proporcionar tecnologías simples, como los radios, al pueblo samburu es un gran logro a la vez que intentamos garantizar que la gente tenga acceso a información que les permita mejorar su vida”, dijo Aminga. “La información es poder”.