Entre los principales objetivos del presidente Donald J. Trump en la reunión de los líderes de la OTAN el 25 de mayo en Bruselas se incluirá la reafirmación del compromiso de Estados Unidos con el vínculo transatlántico y el principio de la defensa colectiva recogido en el Artículo 5, una inversión más equitativa en la OTAN y su capacidad, y el aumento de las contribuciones de la alianza a la lucha contra el terrorismo.
La OTAN es una alianza tanto militar como política. Opera no solo para salvaguardar la libertad y la democracia sino también para promover la seguridad. Desde 1949, cuando fue fundada la OTAN, los aliados han permanecido unidos “para la defensa colectiva y la conservación de la paz y la seguridad”. Un ataque contra uno de ellos es un ataque contra todos.
La alianza ha crecido y prosperado y pronto dará la bienvenida a su vigésimo noveno aliado: Montenegro.
(Vídeo en inglés)
Sin embargo la OTAN necesita fortalecer sus capacidades para abordar el entorno cambiante de seguridad en Europa y apoyar la lucha contra el terrorismo. Depende de los aliados para cumplir sus compromisos de defensa para mantener la fuerza y la seguridad de la alianza.
En Bruselas, el presidente Trump “reafirmará el compromiso de Estados Unidos con la alianza al subrayar la necesidad de que sus miembros paguen una cuota justa, asuman responsabilidades, compartan cargas y … sigan en la senda del fortalecimiento de la alianza”, dijo el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, H.R. McMaster.

La OTAN tiene cuatro grupos de batalla del tamaño de un batallón en Estonia, Letonia, Lituania y Polonia. Eso muestra la determinación de la OTAN de proteger el frente este de la alianza.

Un compromiso con la inversión en la defensa
Luego de que terminara la Guerra Fría y las tensiones regionales se aliviaran, muchos aliados redujeron sus gastos nacionales de defensa. A medida que más tarde cambiaba el entorno en materia de seguridad, la OTAN tomó medidas para aumentar la inversión en defensa para enfrentar esos desafíos. En la Cumbre de la OTAN de 2006, en Riga (Letonia), los aliados se comprometieron a invertir el 2 por ciento de su producto interno bruto (PIB) en defensa. Luego de la agresión de Rusia a Ucrania y la anexión ilegal de Crimea, los aliados renovaron su compromiso en la Cumbre de 2014 en Gales y agregaron que el 20 por ciento de la inversión general en defensa debía ser asignado a compras importantes de equipamiento, incluyendo la investigación y el desarrollo relacionados.
Actualmente solamente dos países invierten el dos por ciento en defensa: Estonia, Grecia, Polonia, Reino Unido y Estados Unidos. Rumanía, Letonia y Lituania están en vías de cumplir esto a fines de 2018.
Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, dijo en abril que la insistencia del presidente Trump para que los aliados paguen su parte justa tuvo un impacto casi inmediato, con un incremento en el gasto en defensa de los aliados en 2016. “Ahora hemos dado una vuelta”, dijo Stoltenberg.
En la lucha contra el terrorismo la OTAN aporta vigilancia aérea y proporciona entrenamiento a las fuerzas de seguridad de Iraq. En Bruselas los líderes de la OTAN decidirán si formalizan su adhesión a la Coalición Global para Contrarrestar a ISIS, que congrega los esfuerzos de 68 países (incluyendo a aliados individuales de la OTAN) y organizaciones.

La OTAN sigue siendo el bastión de la seguridad trasatlántica. El Centro para Estudios Internacionales y Estratégicos, una organización de investigaciones con sede en Washington, indicó que “la historia muestra que la senda de Europa y la de Estados Unidos se entrelazan, que Estados Unidos no puede apartarse de las guerras en Europa y que los europeos consideran como propia la seguridad de Estados Unidos”.