Equipo universitario planifica un viaje a la luna impulsado con la energía del agua

Estudiantes universitarios de Estados Unidos están listos para lanzar y colocar en órbita lunar un satélite impulsado por agua, en poco más de un año.

Este es el proyecto surgido de la mente de Mason Peck, de la Universidad de Cornell. El que fuera jefe tecnólogo en la NASA siempre quiso hallar una nueva manera, no con los tradicionales cohetes, para impulsar una nave especial en el sistema solar.

“Gran parte de la masa que ponemos en órbita en esta época es en forma de cohetes, la única manera que tenemos de colocar algo en el espacio. Pero, ¿qué ocurriría si utilizáramos algo que ya está ahí mismo. Si pudiéramos hacer eso, si pudiéramos reabastecer de combustible una nave espacial que ya está en el espacio…”.

¿Qué es lo que “ya está ahí mismo” en el espacio? Agua. Los cometas congelados están llenos de agua, y actualmente la NASA está en proceso de buscarla en una cantidad de asteroides rocosos cercanos a la Tierra.

He aquí cómo funciona: tras un lanzamiento hacia una órbita de la Tierra en el Sistema Propulsor de Lanzamiento Espacial, los dos satélites conectados de la nave se separarían. La energía solar pronto dividiría el agua de la base de los satélites en forma de L en gases de hidrógeno y oxígeno. Al encender el gas se logra impulso siendo el agua el único producto secundario.

Dibujo de dos satélites separados (Foto cedida por Kyle Doyle)
Una ilustración del “CubeSat” del “Explorador CisLunar” separándose luego de ser lanzado (Foto cedida)

Autofotos en el trayecto a la luna

La nave especial planificada “Explorador CisLunar” combina nuevas y antiguas técnicas para navegar por el espacio.

Las cámaras a bordo tomarán constantemente fotos del sol, la Tierra y la luna, para comparar sus posiciones y sus dimensiones.

Según dónde estén en un momento dado los componentes del “Explorador CisLunar” harán los cálculos para determinar su posición.

“‘Bien, debe ser aquí porque estos cuerpos se parecen a esto”, es cómo Kyle Doyle, ingeniero de Cornell, lo explica. “Es muy parecido a los exploradores antiguos que utilizaban el sol y la luna para navegar”.

El equipo de Cornell está en las últimas etapas del desafío “NASA CubeQuest” (en inglés); tres ganadores conseguirán un puesto a la órbita a la Tierra en el Sistema Propulsor de Lanzamiento Espacial a principios de 2018.