Daesh afirma que las áreas bajo su control son económicamente sólidas y bastiones de la ley y el  orden. Entre los muchos que están en desacuerdo con eso figuran los médicos, maestros e ingenieros.

La vida bajo el régimen de Daesh es tan mala que ya cientos de miles han escapado, con frecuencia por medios peligrosos. Y cuando los profesionales y otros expertos se van, ello tiene un impacto en todo aquel que no puede escapar.

“El califato ha sido afectado por la fuga de cerebros”, dijo  a Newsweek Aymenn Jawad al Tamimi, un asociado en el Foro de Oriente Medio, un grupo con sede en Estados Unidos. “Los médicos han huido y los servicios de salud son muy deficientes”. Y, como informa el diario The Wall Street Journal, los pocos médicos que decidieron quedarse están sobrecargados de trabajo y vigilados de cerca por el grupo terrorista, para asegurarse de que no escapen.

A medida que los ingenieros escapan, los ingresos del petróleo se reducen. “No han mantenido el nivel de talento que precisan”, dijo el experto en antiterrorismo Daveed Gartenstein-Ross en declaraciones a la revista Business Insider.

Para conseguir el dinero que precisa para financiar el terrorismo, Daesh cobra impuestos tan altos como de hasta el 50 por ciento de los salarios y también usa la extorsión para llenar sus cofres.

Ha llegado al punto que Daesh ha cambiado el enfoque de su propaganda del reclutamiento a infundir miedo a la gente para que no se vaya.

Es muy difícil creer que ese sea un paraíso.

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