El permanecer afuera de la Primera Guerra Mundial le permitió al presidente Woodrow Wilson ganar estrechamente la reelección en noviembre de 1916. Pero cinco meses más tarde convocó al país para entrar en batalla contra el Imperio Germánico, con estas palabras: “El mundo debe ponerse a salvo para la democracia. No tenemos fines egoístas que servir. No queremos conquistar ni dominar”.

Hoy, cien años más tarde, Estados Unidos recuerda su papel decisivo en la guerra que había convertido a Europa en una carnicería y que solamente terminó cuando Estados Unidos se sumó a la lucha.

Soldados pasan marchando por calles de un pueblo destrozado (© AP Images)
Tropas de la 18ª de Infantería, Primera División, en medio de las ruinas de un pueblo cercano a St. Mihiel, en julio de 1918 (© AP Images)

La guerra comenzó en 1914 cuando un joven anarquista asesinó al archiduque Francisco Fernando de Austria. Las fuerzas alemanas ocuparon Bélgica y partes de Francia, anticipando una rápida victoria, pero la lucha continuaba y se extendió a otras regiones del mundo.

A pesar de sus simpatías por Gran Bretaña, Francia y sus aliados, Estados Unidos se mantuvo neutral en los primeros años de la guerra. Los lazos comerciales con los aliados se mantuvieron firmes, pues la armada británica controlaba los mares, bloqueando el acceso de Alemania a mercaderías vitales. Alemania trató de romper el bloqueo naval aliado usando submarinos, con los que hundieron barcos militares, mercantes y civiles, entre ellos el Lusitania, un crucero de la línea Cunard, en 1915. Entre los 1.198 pasajeros muertos había 128 estadounidenses.

Cartel clásico con la figura de un marinero y de una figura femenina alegórica (Biblioteca del Congreso)
Cartel de la Armada de Estados Unidos con la figura simbólica de la Libertad despidiendo a un marinero que marcha al combate (Biblioteca del Congreso)

La gota que colmó el vaso fue el reinicio de la guerra submarina sin restricciones por Alemania y la intercepción del “Telegrama Zimmerman”. El telegrama revelaba un complot de Alemania para ayudar a México a recuperar Texas, Nuevo México y Arizona si atacaba a Estados Unidos.

Cuando Estados Unidos entró en guerra en abril de 1917 el ejército de Estados Unidos apenas tenía 130.000 soldados, no tenía tanques y tenía pocos aviones. El Congreso aprobó rápidamente el reclutamiento obligatorio para engrosar sus fuerzas. Un almirante alemán afirmó que pocos serían los combatientes estadounidenses que llegaran Europa debido a los submarinos que les bloqueaban el paso.

Sin embargo lo lograron. “Lafayette, aquí estamos”, dijo un coronel ante la tumba en París del noble francés que ayudó en la guerra de la independencia de Estados Unidos.

Impacto duradero

Los aliados estaban golpeados y agotados luego de tres años de guerra de trincheras. Los estadounidenses tuvieron un papel importante en el último año de la guerra, especialmente cuando las fuerzas alemanas lanzaron su ofensiva final. La llegada de los “soldados en masa”, los miembros de la Fuerza Expedicionaria de Estados Unidos, que ayudaron a los aliados a mantener sus líneas y quebrantar la moral alemana en los meses finales de la guerra.

Cuatro millones de estadounidenses sirvieron en las fuerzas armadas, dos millones fueron embarcados a Europa y 1,4 millones participaron en combates, ayudando a sacar a los alemanes en Marne y combatiendo reconocidas batallas en Cantigny, Château-Thierry, Belleau Wood y St. Mihiel.

El sargento Alvin York, que en principio fue un objetor de conciencia, entró en la fama militar por su ataque contra un nido de ametralladoras en el bosque Argonne, donde dio muerte o hirió a más de 125 hombres.

Soldados trepando una trinchera parapetada con bolsas de arena (© AP Images)
Tropas de Estados Unidos en Francia en 1918 (© AP Images)

“La Primera Guerra Mundial cambió el carácter de Estados Unidos para siempre”, dice Scott Berg, el biógrafo de Wilson, en el libro “La Primera Guerra Mundial y Estados Unidos: Relato de los estadounidenses que la vivieron”. “Luego de dar ayuda humanitaria a países lejanos durante las etapas tempranas de la guerra, Estados Unidos procedió a actuar en base a un imperativo moral, ofreciendo el compromiso de todo el país en nombre de la paz y la libertad”.

Foto antigua de mujeres trabajando en una fábrica (© AP Images)
Mujeres operando una prensa con taladros para fabricar motores para vagones ferroviarios en 1918. Cuando los hombres partieron al combate, la mujer ocupó su lugar en fábricas que fueron vitales para el esfuerzo de guerra. (© AP Images)

La guerra confirmó el papel de liderazgo de Estados Unidos en los asuntos internacionales. En el país, amplió el tamaño y el alcance del gobierno e incluso ayudó a la mujer a asegurarse el voto luego que miles de ellas ingresaran a las fuerzas armadas y trabajaran en las fábricas. Las tropas afroestadounidenses lucharon con valentía en Francia, y luego iniciaron una lucha que duró décadas en contra de la segregación en su país.

Soldado cargando un macuto a la espalda (Biblioteca del Congreso/Lewis Hine)
Un “soldado en masa”, miembro de la Fuerza Expedicionaria de Estados Unidos, llega a París. (Biblioteca del Congreso/Lewis Hine)
Cartel que muestra una mano con una pelota de béisbol, que dice “¡Segundo fallo! Segundo préstamo para la libertad de 1917” al káiser Guillermo que sujeta una espada sangrienta en lugar de un bate. “Cada bono de la libertad que usted compra ayuda a ganar la guerra”(Biblioteca del Congreso)
Un cartel en favor de los “Bonos de la Libertad”. Veinte millones de personas compraron bonos por valor de 17.000 millones de dólares, pagaderos con interés, para financiar el esfuerzo de la guerra. (Biblioteca del Congreso)

La fiebre patriótica se apoderó del país, capturada en el conmovedor himno de George M. Cohan llamado “Over There”, de campañas en favor de los “Bonos de la Libertad” y de pancartas instando a los hombres a alistarse y a todos a conservar los alimentos.

El sacrificio último

Para el 11 de noviembre de 1918, Día del Armisticio, nueve millones de soldados y cinco millones de civiles habían muerto, abatidos no solamente en la batalla sino por las epidemias y la hambruna.

Tropas marchando por calles de la ciudad, con espectadores mirando (© AP Images)
Soldados victoriosos desfilan frente al edificio Flatiron y la plaza Madison en Nueva York, a su retorno al país en 1918 (© AP Images)

Aunque el sacrificio de Estados Unidos no se comparaba con el de otros de los principales combatientes, el país sufrió 116.516 muertes militares, entre ellas las del teniente Quentin Roosevelt, el hijo menor del presidente Theodore Roosevelt, derribado en Francia.

Ciudades y pueblos de toda Europa y de Estados Unidos erigieron monumentos en memoria de sus muertos. El 11 de noviembre de 1921, en el Cementerio Nacional de Arlington, el presidente Warren Harding dedicó la Tumba del Soldado Desconocido, con los restos de un “soldado en masa”. “No sabemos cómo y dónde estuvo, sino solo que su muerte lo marca para la gloria eterna de ser un estadounidense que muere por su país”, dijo Harding.

Este artículo fue publicado originalmente el 21 de marzo de 2017.