Estados Unidos condena la persecución rusa a los tártaros de Crimea

Los tártaros de Crimea están luchando por sus “derechos a elegir su futuro”, dijo Akhtem Chiygoz, un representante de la comunidad tártara de Crimea, ante una audiencia congregada en el Instituto de Estados Unidos para la Paz, en Washington, el mes de marzo.

Mapa de Ucrania muestra los territorios que Rusia controla o que ha tratado de anexionar (Depto de Estado./S. Gemeny Wilkinson)
(Depto de Estado./S. Gemeny Wilkinson)

Las autoridades rusas arrestaron a Chiygoz en 2015 y lo tuvieron encarcelado durante dos años por organizar una manifestación para protestar pacíficamente el intento de Rusia de anexionar su tierra nativa. “Me es difícil hablar sobre Crimea sin recordar a los cientos de miles de personas cuyas vidas están quebradas”, dijo Chiygoz en relación al quinto aniversario del intento de anexión de Crimea por parte de Rusia.

La postura de Estados Unidos es firme: “Crimea es Ucrania y debe ser devuelta al control de Ucrania”, reiteró a principios de este año el secretario de Estado Mike Pompeo. “Durante los cinco años transcurridos las autoridades de la ocupación rusa se han dedicado a cometer una serie de abusos como parte de una campaña para eliminar toda oposición a su control sobre Crimea”, dijo Pompeo.

Fuerzas de seguridad rusas enmascaradas irrumpen con frecuencia en las viviendas de los tártaros en Crimea aterrorizando a las familias. En marzo pasado las fuerzas de Rusia arrestaron a más de 20 personas, provocando el reproche de Estados Unidos. “Rusia, libera a esas personas y los otros más de 70 ucranianos injustamente apresados”, declaró el Departamento de Estado de Estados Unidos.

Además de su intento de anexionar en 2014 la península de Crimea en Ucrania la continua agresión rusa en el este de Ucrania ha resultado en la muerte de aproximadamente 13.000 ucranianos y el desplazamiento de otros dos millones.

Hombre dando la mano a una multitud de personas (© Vladimir Shtanko/Anadolu Agency/Getty Images)
Liberado de la prisión, con ayuda del gobierno de Turquía, Akhtem Chiygoz saluda a la gente en Kiev, el 27 de octubre de 2017. (© Vladimir Shtanko/Anadolu Agency/Getty Images)

¿Por qué los tártaros de Crimea?

Rusia tiene una larga historia de persecuciones a los tártaros de Crimea, una población nativa en la región que habla túrquico, dado que su mera existencia contraviene el mito del Kremlin de que Crimea siempre ha sido parte de Rusia.

De hecho, los tártaros de Crimea, cuya mayoría adoptó el islam en el siglo XIV, formaron su propio estado independiente, denominado un janato, en el siglo XV. La emperatriz rusa Catalina la Grande proclamó la anexión de Crimea a Rusia en 1783 en su campaña para ampliar el imperio ruso.

Durante los siguientes cien años decenas de miles de tártaros de Crimea fueron deportados, o emigraron, debido a las discriminatorias políticas sociales y económicas de Rusia, mientras los gobernantes rusos repartían el territorio de Crimea a inmigrantes europeos y a las élites rusas.

Mujer de pie en un camino de tierra (© Gregor Fischer/Picture Alliance/Getty Images)
Una mujer tártara crimea de pie en una carretera comunal en Bakhchysarai, en la península de Crimea en 2015. (© Gregor Fischer/Picture Alliance/Getty Images)

Los tártaros de Crimea sufrieron más padecimientos en 1944 bajo el líder soviético José Stalin. Este acusó falsamente a los tártaros de colaborar con los nazis y ordenó la deportación en masa de toda la población de tártaros de Crimea, alrededor de 230.000 personas, al Asia Central, que estaba bajo control soviético. Según algunos cálculos la mitad de esa población murió a causa de la hambruna y las enfermedades durante ese traslado forzoso.

Luego de la caída de la Unión Soviética en 1991 los tártaros de Crimea en el exilio comenzaron a retornar a su tierra por decenas de miles. Organizaron un grupo representativo en Crimea, denominado Mejlis, y establecieron una voz en la política ucraniana encargada de velar por sus intereses. Chiygoz es vice presidente del Mejlis del Pueblo Tártaro de Crimea.

“Cada paso que el mundo da para protegernos nos aporta esperanza”, dijo Chiygoz.