¿Alguna vez te quejaste porque los productos no duran tanto como deberían? ¿O te preocupaste por la basura que generan sus empaques? Pues bien, es posible que el modelo de negocio con el que se fabrican productos destinados a volverse obsoletos con el fin de promover futuras ventas esté por acabar. Y algunas empresas ahora reutilizan sus propios restos de materiales o los de otras compañías de nuevas maneras.

Mientras crecen los montones de basura del mundo, se ha afianzado una nueva idea (y una nueva práctica): dirigir empresas que no produzcan desechos, en las que los empaques y los productos usados vuelvan a emplearse al producir otros nuevos. Se llama “economía circular”.

¿Por qué circular?

(Depto. de Estado/Julia Maruszewski)
(Depto. de Estado/Julia Maruszewski)

La Revolución Industrial creó un modelo lineal de fabricación de productos rápido y eficiente, con una presencia cada vez mayor de fechas de deterioro incorporadas, sin consideración de las consecuencias medioambientales. Históricamente, los fabricantes han tomado recursos a menudo insostenibles, han producido cosas y han desechado los restos de maneras que dañan el medio ambiente.

Sin embargo, en una economía circular los fabricantes usan recursos sostenibles para elaborar productos de larga duración que pueden readaptarse, reutilizarse o reciclarse para fabricar nuevos productos en la misma empresa o para venderlos a otras compañías para su reutilización. Los productos de desecho se convierten en fuentes de energía renovable. Es circular porque las empresas “cierran el círculo”: conservan los recursos de principio a fin.

¿Por qué es trastornadora?

Participar en la economía circular es “trastornador”, porque implica hacer negocios de nuevas maneras.

Para los fabricantes, esto conlleva adoptar normas ambientales que quizá antes se desestimaban a menos que fueran una obligación para las empresas de acuerdo con la normativa del gobierno.

Para el sector de servicios, supone inventar nuevas empresas que reduzcan los desechos. Por ejemplo, las empresas pueden fabricar y luego alquilar frigoríficos o lavadoras directamente a las personas y mantener y reemplazar el equipo como parte del acuerdo. (Esto ya sucede en la “economía del compartir” (de persona a persona) en la que ZipCars y Getaround ofrecen alquileres de autos a corto plazo y Spinlister permite que la gente alquile bicicletas a sus vecinos).

Personas con bicicletas (© AP Images)
En todo el mundo las ciudades están poniendo en marcha programas para compartir bicicletas, como este de Seattle. (© AP Images)

Las empresas pueden buscar ayuda para modernizarse en este sentido. El instituto de innovación Cradle to Cradle Products Innovation Institute (en inglés) capacita a los fabricantes para que moneticen sus materiales y prácticas ambientales. También certifica que ciertos productos, como jabones de manos, cosméticos, artículos de limpieza, telas y materiales de construcción, son ambientalmente adecuados.

Ir más allá del reciclaje

La empresa fabricante de iluminación Phillips está realizando una transición consciente (en inglés) a un modelo circular. Su programa piloto comprende máquinas de resonancia magnética para hospitales que no se compran, sino que se paga por su uso. Asimismo, la empresa mantiene, reforma y reutiliza sus propios productos.

Energizer hace pilas nuevas a partir de otras usadas para su línea EcoAdvanced. “Al crear el mercado de materiales reciclados, disminuye la necesidad de extraer nuevos materiales… algo que genera gran cantidad de gases de efecto invernadero”, señaló Scott Cassel, de Cradle Products Innovation Institute.

Dos filas de personas sentadas observando a una mujer que modela ropa hecha de materiales reciclados (© AP Images)
La casa de diseño española Ecoembes fabrica ropa con materiales reciclados, principalmente botellas de plástico. (© AP Images)

El fabricante de muebles Ikea, la industria líder del sector alimenticio Coca-Cola y los gigantes de la tecnología Google, Cisco Systems, HewlettPackard y Dell son algunas de las empresas que se están volviendo circulares (en inglés). Los gobiernos de Bélgica, Dinamarca, Escocia y Taiwán, entre otros, también están mostrando interés.

Los fabricantes de ropa H&M y Speedo utilizan telas recicladas en sus prendas. El fabricante de telas Aquafil se asoció con Speedo (en inglés) para crear a una tela sintética superior reciclada y mejorada para su reutilización a partir de los propios restos de trajes de baño de la compañía.

Y para los amantes de la moda que quieren usar un conjunto diferente cada día, hay incluso empresas, como Runway Rentals, que alquilan prendas de alta costura… y las mantienen circulando.