A medida que más y más estudiantes del África subsahariana se gradúan de la escuela secundaria, una creciente cantidad busca obtener un título universitario. Muchos de esos estudiantes se han fijado en Estados Unidos para su educación universitaria. De hecho, la cantidad de estudiantes africanos en los recintos universitarios de Estados Unidos aumentó en un 74 por ciento entre 1999 y 2015, según el Instituto de Estadística de la UNESCO.
Tamilore Ogunbanjo acaba de terminar su primer año en la Universidad de Howard, una universidad históricamente para negros en Washington D.C. Al estar lejos de su familia que reside en Lagos (Nigeria), sabe apreciar el apoyo que recibe de la comunidad en el campus universitario.

Rajika Bhandari, titular de investigación, políticas y práctica en el Instituto Internacional de Educación dice que los servicios para los estudiantes y las actividades extra curriculares son grandes atractivos para los estudiantes internacionales. “Nuestra investigación sobre la percepción de los estudiantes muestra que una de las razones por las cuales los estudiantes internacionales valoran la experiencia en una universidad de Estados Unidos se debe a que el nivel de apoyo que reciben de la comunidad es mucho mayor de lo que se observa en otros países”.
Ogunbanjo ha conocido a otros estudiantes nigerianos en la Asociación de Estudiantes Africanos, en Howard, como Chibuike Agba.
Agba no consideró la posibilidad de ir a una universidad en Estados Unidos hasta que se enteró de EducationUSA (en inglés) cuando todavía estaba en el colegio en Abuja (Nigeria). Actualmente ha completado el tercer año de sus estudios en ingeniería mecánica en Howard.
Le gusta el aspecto práctico de sus cursos, como cuando construyó un arco para flechas en su clase de fabricación. “Uno tiene que aplicar las cosas que se aprenden para poder ver esa aplicación en el mundo real”, dijo. Este verano ha sido invitado a realizar investigaciones en la Universidad de California San Diego, por medio de una asociación con el departamento de ingeniería de Howard.
Cuando complete su maestría Agba quiere retornar a su país para mejorar la infraestructura energética de Nigeria. “Estoy pensando en regresar para contribuir (con mi conocimiento) y tratar de aplicar lo que he aprendido aquí”, dice.

Con frecuencia los estudiantes como Agba vienen a Estados Unidos deseosos de aprender a mejorar la situación en las regiones de sus países, incluso sin haber elegido una concentración de estudios superiores.
Cuando Joy Kamunyori se graduó de la escuela secundaria en Nairobi (Kenia), ella quería estudiar ciencias de la computación, aunque no tenía confianza en que eso le fuera a gustar como carrera. Ella quería una educación en humanidades que le permitiera explorar sus intereses. “Yo no solamente quería ir al extranjero para la universidad. Yo quería ir a Estados Unidos específicamente por esa flexibilidad”, dice.
Kamunyori se inscribió en el Colegio Vassar, en Poughkeepsie (Nueva York), para estudiar ciencias de la computación. “Pero además yo también estaba tomando clases sobre desarrollo de la economía porque quería entender porque occidente hace algunas de las cosas que hace en nombre del desarrollo”, dice.
Ella dice que el modelo de artes liberales que halló en Estados Unidos le permitió explorar las grandes preguntas que se hacía como estudiante, lo que la llevo a seguir una carrera como consultora en tecnología para las organizaciones de desarrollo internacional de Sudáfrica. “Mi titulación me ayuda a ayudar a la gente a entender la tecnología que necesitan para aplicarla a sus desafíos en materia de salud pública”, dice.