
Las computadoras o los paneles de energía solar de hoy, o los medicamentos para el SIDA actuales empezaron como proyectos de investigación en el pasado. Y las innovaciones del mañana —una batería de papel para teléfonos inteligentes o los alimentos que tratan enfermedades— están desarrollándose hoy.
El área de investigación y desarrollo (I+D) es una inversión en el futuro. Ello significa capital
—los laboratorios cuestan dinero—, pero también una inversión en personas, en sus conocimientos y habilidades. Y más importante aún, significa la existencia de un entorno que está abierto a nuevas ideas.
Si bien Estados Unidos se destaca en estas áreas, todos los países pueden fomentar la innovación.
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Un investigador en el Laboratorio Nacional de Idaho trabaja en óptica láser. (Laboratorio Nacional de Idaho/Flickr) - A researcher at the Idaho National Laboratory works on laser optics. (Idaho National Lab/Flickr)
Cómo edificar el futuro
Estados Unidos es uno de los líderes mundiales en I+D, área en la cual el gobierno, emprendedores, universidades y otros invierten 450.000 millones de dólares anuales. China se sitúa en segundo lugar con casi 340.000 millones de dólares. Corea del Sur e Israel son los mayores inversionistas por concepto de porcentaje de su producto interno bruto (PIB).
En Estados Unidos, las empresas son responsables de gran parte de la innovación, comenta John Alic, erudito y asesor independiente en política tecnológica. Grandes empresas como Apple, Google, Amazon, Tesla, General Electric y 3M cuentan con sus propios laboratorios y trabajan arduamente en el desarrollo de nuevos productos y servicios para un mercado mundial cada vez más competitivo.
En 2014, la inversión en I+D a nivel empresarial aumentó casi el doble en relación al año anterior: el incremento más marcado desde 1996 según el Departamento de Comercio. Asimismo, es muy probable que lo que se prepara en los laboratorios corporativos vaya a parar a una tienda cerca de usted.

Se necesita más que dinero
Sin embargo, la inversión en I+D por sí sola no siempre se traduce en innovación. “Es una cuestión de cómo las empresas organizan y gestionan recursos relevantes”, afirma Alic.
La comunicación y la trasferencia de conocimientos de forma efectiva, indica Daniel Sarewitz, profesor de ciencias y humanidades en la Universidad Estatal de Arizona, son “mucho más importantes que la cantidad absoluta de financiación”.
La investigación financiada por el gobierno en las universidades contribuye también a la combinación de conocimientos y habilidades y a acoger nuevas ideas que fomentan la innovación. No es coincidencia que los centros tecnológicos regionales como el Valle del Silicio o el corredor tecnológico a lo largo de la Ruta 128 en Boston, se hayan desarrollado cerca de importantes centros universitarios de investigación.
En otras palabras, el dinero ayuda, pero no basta. Los países que innovan, concluye, Sarewitz, cuentan con sistemas de innovación bien desarrollados. En Estados Unidos esto significa:
- Una economía avanzada. Las industrias que se basan grandemente en conocimientos constituyen casi el 40 por ciento de la economía estadounidense. Es el porcentaje más alto entre todas las economías grandes.
- Una cultura emprendedora. El Valle del Silicio de California, Nueva York, Los Ángeles y Boston son sede de numerosas compañías incipientes (conocidas en inglés como “startups”) y de emprendedores.
- Una fuerza laboral capacitada. En Estados Unidos hay más de 800.000 personas con doctorados en investigación en los campos de ciencias, ingeniería y salud.
- Una educación superior de alta calidad. Dieciséis de las 20 universidades del mundo que realizan investigaciones científicas de más alto impacto se encuentran en Estados Unidos.
- Abundancia de capital de riesgo. Más del 60 por ciento del capital de riesgo en el mundo se invierte en Estados Unidos, sostiene la firma de asesoramiento Ernst & Young.

El ingrediente más importante en innovación nueva podría ser la innovación antigua. La creación y comercialización de una capa de tecnología desarrolla las habilidades necesarias para desarrollar la siguiente. Une a trabajadores altamente instruidos y con habilidades técnicas superiores en centros tecnológicos regionales.
Cómo empezar
Entonces, si los lugares con una trayectoria de innovación están en ventaja, ¿cómo pueden otros competir? La educación de la fuerza laboral es uno de los aspectos clave. Leyes y prácticas que permitan que los emprendedores establezcan compañías fácilmente e inversionistas que los respalden es otra. En la economía globalizada de hoy, las inversiones en I+D pueden seguir a los trabajadores talentosos e ir en busca de culturas de emprendimiento sin importar dónde se encuentren. Las multinacionales con sedes en Estados Unidos, Japón y Europa invierten regularmente en China y en otros países que cuentan con el talento y la motivación que necesitan.

Existen proyectos conjuntos en los que científicos de diversos países colaboran y contribuyen mutuamente a sus investigaciones. Por ejemplo, los científicos que trabajan en la Estación Espacial Internacional comparten conocimientos y contribuyen a la globalización de los conocimientos que impulsan a los innovadores del mañana.