Como un antiguo Noé que se prepara para la inundación, el estadounidense Joel Sartore está recolectando animales para salvarlos, pero en lugar de subirlos a un arca, les toma fotos. La meta en el “Proyecto fotográfico Arca” (Photo Ark project, en inglés), que tiene apoyo de la Sociedad Geográfica Nacional, es fotografiar a unos 12.000 animales en vías de extinción debido a la cacería, la pérdida de hábitat y el cambio climático.
Desde el comienzo del proyecto en el zoológico local de Sartore en Lincoln (Nebraska), el fotógrafo que trabaja por libre ya ha viajado a más de 40 países para “Photo Ark”. Once años más tarde ha pasado el punto medio en la captura de imágenes de sus objetos fotográficos.
Sartore espera que sus fotos sirvan para alentar a la gente a tomar medidas para salvar a los animales, de los cuales calcula que la mitad estarán extinguidos para el siglo próximo. “Todavía hay tiempo para salvar a la mayoría de las especies en el plante, pero debemos preocuparnos y actuar ahora”, dice. “A medida que otras especies se extingan los mismo puede ocurrirnos a nosotros”, agregó.

Las maravillosas fotos de Sartore muestran a animales que parece estar mirándolo a uno y se parecen a humanos posando en un estudio fotográfico con un brillante fondo blanco o negro.

“La mayor parte de estas sesiones para “Photo Ark” demoran unos pocos minutos, en los cuales espero que el animal me mire y haga contacto visual conmigo. No siempre ocurre, pero cuando ocurre, esa es exactamente la conexión que quiero lograr”.

Sartore recuerda que fue un libro sobre pájaros que leyó siendo adolescente, lo que lo puso a pensar en los animales en peligro de desaparecer. Martha fue “la última paloma pasajera, en su jaula en el zoológico de Cincinnati en Ohio”, dijo. “Murió en 1914 y la especie pasó de los miles de millones a nada. No podia superarlo. Todavía no puedo hacerlo”.

Algunos animales son más fáciles de fotografiar que otros. “Mis favoritos son las tortugas, porque no se mueven mucho y es fáciles enfocarlas”, dijo. “Mucho menos divertidos son los mustélidos (comadreja, visón, hurón) porque JAMAS dejan de moverse. Les gusta husmear la parte frontal del objetivo de la cámara, lo que hace que salgan borrosos. Ellos se divierten, pero yo no”.
Sartore, que tiene 54 años, espera terminar su proyecto. De no lograrlo, tiene un plan de apoyo. Su hijo mayor, que ahora tiene 22 años, y que lo ayuda en algunas sesiones, ha prometido seguir adelante con la misión. “Espero que el público finalmente se detenga y ponga atención al hecho de que en esto estamos todos juntos”, dijo.