La contaminación del aire es la causa de crecientes preocupaciones por los ataques de asma que provocan que más niños se queden sin ir a la escuela.
Pero, ¿sabías que la contaminación del aire puede perjudicar a un niño incluso antes de nacer? Eso indica un estudio en la publicación JAMA Psychiatry (en inglés). E estudio explica que los fetos de las mujeres embarazadas expuestas a contaminantes comunes en el aire corren un riesgo elevado de daños cerebrales y problemas de desarrollo.
“Tienden a ser inquietos e hiperactivos, y muy impulsivos, es decir, actúan antes de pensar”, indicó Bradley Peterson, médico del Hospital Infantil de Los Ángeles y autor principal del estudio, al periódico Los Angeles Times (en inglés).
Los investigadores vincularon la exposición intrauterina a hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), que se encuentran en los gases de escape de los vehículos y en las emisiones de las plantas generadoras de electricidad, con una reducción de la materia blanca en el cerebro de los niños. La materia blanca es crucial para funciones cognitivas tales como la atención y la concentración. La exposición al HAP después de nacer también se relacionó con una disminución de la materia blanca: “un impacto doble”, como lo llama Peterson.
Prevenir el daño
La buena noticia para el cuidado prenatal es que pequeños cambios pueden marcar la diferencia en la salud de un niño. “Incluso si reduce su exposición de moderadamente alta a niveles moderados, tendrá un efecto beneficioso en el desarrollo del feto”, explicó Peterson a Medical Daily (en inglés).
En China, donde los altos niveles de contaminación del aire también han demostrado afectar el desarrollo prenatal, las medidas para limpiar el aire durante las Olimpiadas de Pekín 2008 dieron como resultado en un mayor peso al momento de nacer en los bebés nacidos poco después de los juegos.