
En 1975, Marruecos y Mauritania se enfrentaron a una guerra por el Sahara occidental. En 1991 se negoció una tregua, pero esto no contuvo la devastación. Quince años después, Fatma Mahmud pisó una mina terrestre enterrada y perdió la pierna izquierda.
Y no es la única. Cada año, miles de personas, muchos de ellos niños, pierden extremidades o la vida a consecuencia de las minas terrestres
Se calcula que en todo el mundo todavía hay unas 110 millones de minas enterradas que representan el legado latente de guerras que persisten incluso décadas después de que los soldados hayan depuesto sus armas y los líderes hayan conciliado la paz.

Lo bueno es que la eliminación de minas terrestres está salvando vidas y extremidades. En 1999 las minas terrestres mataron o mutilaron a casi 9.100 personas. Gracias a los esfuerzos de la comunidad internacional, esa cifra se redujo a un poco más de 3.300 en 2013.
Desde 1993, Estados Unidos ha proporcionado 2.300 millones de dólares y ha colaborado con 60 organizaciones para eliminar las minas terrestres en más de 90 países. Como resultado, 15 de esos países –desde Honduras hasta Túnez y Ruanda– ahora están libres del azote de las minas terrestres.
Los esfuerzos de Estados Unidos también se extienden a sus propias reservas; en septiembre de 2014 el presidente Obama anunció que Estados Unidos ya no adquirirá minas antipersonales y comenzará a destruir el grueso de sus arsenales de minas terrestres.
“Estas iniciativas reflejan el compromiso estadounidense con el movimiento humanitario mundial”, expresó el Secretario de Estado John Kerry (en inglés) en diciembre de 2014, en ocasión de la publicación del informe del Departamento de Estado, titulado Andar por la tierra sin peligro. “Pero la labor todavía dista mucho de haber terminado. … Podemos hacer más para que los demás jamás sufran el mismo destino y para que millones de personas puedan andar por la tierra sin peligro”.
El 4 de abril es el Día Internacional de información sobre el peligro de las minas y de asistencia para las actividades relativas a las minas.