
Presidentes, estrellas de cine, un plantel de líderes de derechos civiles, Oprah Winfrey y muchísimas personas importantes asistieron a la celebración durante el fin de semana con motivo de la inauguración del Museo Nacional de Historia y Cultura Afroestadounidenses en Washington.
También participaron miles y miles de personas que acudieron al Paseo Nacional solo para decir que estaban allí en ese momento. Algunos tenían recuerdos de la marcha de 1963 en Washington y la lucha por la igualdad. Más de uno lloró de la emoción. Y una generación más joven, centrándose en las palabras del primer presidente negro del país, actúa seriamente en un momento en que Estados Unidos está luchando con preguntas sobre el trato de los afroestadounidenses por parte de la policía.
Estuvimos allí también, con nueve estudiantes de periodismo de la Escuela de Arte Duke Ellington que entrevistaron a docenas de personas del público acerca del significado de la inauguración del museo.
Ser precisos

Anaiah Hamilton, 6 años, de Champaign, Illinois
En la mañana después de reunirnos con Anaiah y su familia frente al museo, el congresista John Lewis habló sobre en la sombra opresiva de “Jim Crow“, una época en que los estados sureños segregaban por la raza sus restaurantes y bibliotecas, fuentes para beber agua y otros lugares públicos.
La madre de Anaiah, Asia Fuller Hamilton, de 39 años, trajo a su hija y a sus tres hijos desde el medio oeste de Estados Unidos para ver el Museo. “Dado todo lo que está sucediendo en Estados Unido ahora… esto representa una luz en el camino”, señaló. “Dice: ‘¿sabes qué?, somos importantes como afroestadounidenses, somos lo suficientemente importantes como para tener nuestra historia en un museo. Un museo smithsoniano para ser precisos'”.
Todo el ambiente

De izquierda a derecha, Kiel Byrne, 33 años; su madre, Marva Richards, 67 años; y su hijo, Brayden X. Byrne, 2 años.
Richards vino de Nueva York para visitar a su hijo y a su nieto: “Compré mi boleto en mayo”, dijo. Asistió a la ceremonia de inauguración del museo: “Recordaré este día. Está nublado hoy, como si hubiera una sombra sobre los afroestadounidenses. Pero el edificio es hermoso. Todo junto, todo el ambiente, es algo especial”.
Brayden: “¿Ves mi diente?”
Una actuación

Brian Farrow, 25 años, de Washington, vino a actuar en la fiesta de inauguración.
“Luchamos muy arduamente para asegurarnos de que no se tapara nuestra historia. Y es importante que entremos [al museo] y reconectemos con todas las partes de nuestra historia”, afirmó Farrow. Además, el festival es ideal para músicos: “¡más trabajo para nosotros!”
Un largo día

Scott Schultz, 38 años, de Gaithersburg (Maryland), trabajó en la seguridad de la inauguración del museo.
Comenzó a trabajar a las 4.00 horas del 24 de septiembre, el día que el presidente haría la dedicatoria del museo. “Trabajo en eventos en toda la costa este. Washington siempre hace las cosas bien. Es un gran crisol. El público que se encuentra hoy aquí es bueno. No hay tensión”.
Remontarse al pasado

Natalia Rawls, 26 años, trabaja para el Instituto Smithsoniano y recorrió el museo antes de su inauguración.
“Lo que se me ha grabado es el poema de Langston Hughes I, too sing America (en inglés). Básicamente, habla de superar la opresión. Me ayuda a comprender cuánto trabajo tengo que hacer como persona de color y cómo tengo que remontarme hacia atrás y tirar hacia adelante por las generaciones futuras”.
Somos todos estadounidenses

De izquierda a derecha, Osama Kandil, 61 años; Sanaa Ezzeddin, 58 años; y su hija Iman Kandil, 29 años, todos de Virginia
Osama: “Somos oriundos de Egipto. Somos afroestadounidenses”.
Surgen sentimientos

Hal Davis, 70 años, arquitecto principal del museo, trabaja en Washington para SmithGroupJJR.
“Yo crecí en el sur, en una época en que había [diferencias entre la gente] “de color” y “blanca”. Fui a la Universidad de Clemson, y un motivo por el que la elegí es que fue la primera en admitir un afroestadounidense, que fue Harvey Gantt. También se convirtió en arquitecto y ha tenido una muy buena práctica. Y también fue alcalde de Charlotte (Carolina del Norte).
“Personalmente, creo que el Paseo Nacional es el lugar correcto para este museo. Debido a la confrontación que hay, tanto en lo cultural como lo racial. … Espero que este sea un museo de sanación. Este es un museo muy sentimental: cuanto más lo recorres, más se siente”.
Superémoslo, Estados Unidos

Virginia Smyly, de San Francisco, llegó a las 7.30 horas al Paseo Nacional para la apertura del Museo.
“Estuve aquí todo el evento”, señaló. “Nuestras relaciones raciales están generando mucha perturbación y violencia. … Debemos prestar atención a nuestros problemas y resolverlos para que podamos avanzar como nación”.
Llevar mi mensaje

Mark Pérez, de Houston, dijo que el nuevo museo lo inspira.
“Estoy deseando ver el avión de Tuskegee”, afirmó Pérez, refiriéndose a un antiguo avión de entrenamiento Stearman que se exhibe en el museo. El avión se utilizó para entrenar a los aviadores de Tuskegee, un reverenciado grupo de pilotos afroestadounidenses que combatió en la Segunda Guerra Mundial. Fueron los primeros aviadores negros del ejército estadounidense y se formaron en la Universidad de Tuskegee en Alabama.
La gorra de Perez rinde homenaje a los aviadores. Y también algunos de sus 550 distintivos.
Una marcha desde Misisipi

Sharde Thomas, 26 años, de Senatobia, Misisipi
Thomas está en el Paseo Nacional con su banda, Rising Star Fife & Drum. Su abuelo, Othar Turner, era un conocido músico estadounidense de blues que tocaba el pífano. “Mi abuelo incorporó la música de unos amigos que vinieron de visita [de Senegal]. Después de los funerales, marchamos detrás del cuerpo como lo hacen en África. Mantenemos la tradición”.
Una lección de historia

Shamar Stokes, 17 años, y Harmony Ellerbe, 16 años, ambos de Filadelfia
Estos dos estudiantes vinieron a Washington en un viaje escolar a escuchar al presidente Obama hablar justo antes de la inauguración del museo. Stokes dice que sus maestros pretenden que entienda Historia, pero que “muchas escuelas no la enseñan desde el punto de vista de los afroestadounidenses”.
El Presidente afirmó: “Nos reunimos en el Paseo Nacional para contar una parte fundamental de nuestra historia estadounidense, que en algunos momentos se pasó por alto. Venimos no solo por hoy, sino por todos los tiempos”.
Ellerbe: “Me fortalece estar aquí. Me hace sentir bien conmigo misma”.
Algo personal

Mary Kay Reece, 73 años, de Oakland, California, y Latisha Lane, 42 años, de Atlanta
Reece es una maestra jubilada que vivió muchos de los acontecimientos que se ven en el museo. “Recuerdo a Emmett Till”, comentó, refiriéndose al asesinato de 1955 del adolescente afroestadounidense en Misisipi. Y recuerda cuando Martin Luther King Jr. organizó el boicot a los autobuses de Montgomery, Alabama, una campaña de un año de duración que se desencadenó cuando la costurera Rosa Parks fue arrestada por negarse a ceder su asiento en un autobús a un pasajero blanco. La madre de Reece envió el vestido de Pascua de Reece, que usó solo una vez, a una niña de Montgomery para que tuviera algo lindo que vestir.
Lane, analista financiera, afirmó: “Es muy importante. Buena parte de nuestra historia se pasó por alto”.
Lágrimas de alegría

Tracy Ware, 53 años, de Washington
Ware ascendió en el Departamento de Agricultura de Estados Unidos hasta llegar a ser directora de derechos civiles. Se tomó tiempo durante su hora de almuerzo el 23 de septiembre para cruzar al Paseo Nacional y enviar fotos del museo a sus dos hermanas y su mejor amiga. “Casi me hace llorar”, manifestó.
Hombros fuertes

Colleen Pierre-Louis, 61 años, de Los Ángeles
“Este país no existiría como tal sin las aportaciones de los afroestadounidenses. … [Los objetos que se exhiben en el museo] muestran que gran parte de Estados Unidos se construyó gracias a los hombros de los negros. Representamos la mano de obra gratuita que comenzó este país; bueno, la mano de obra gratuita que se nos exigió”.
Pierre-Louis declaró que siente orgullo ante la inauguración del museo. “Este es un paso en un largo camino hacia el reconocimiento de las aportaciones de los afroestadounidenses a esta cultura y este país”.
La construcción

Christopher Peli, 34 años, un arquitecto de Washington, ha seguido la construcción del museo con interés.
Peli, quien se reconoce como una “gran admirador” de la arquitectura, señaló, “venía viendo cómo se levantaba desde hace un tiempo”. Escuchó en la inauguración al congresista John Lewis decir, después de agradecer a una larga lista de dignatarios, “y gracias a todas las empresas de construcción y sus equipos”.
Realeza

Sandra y Clemon Drain, y Pamela y Ron Lighten de California
Cuando los comerciantes de esclavos se llevaron a los africanos de sus lugares de origen, Clemon Drain comentó, “perdimos nuestras costumbres, perdimos nuestros idiomas, perdimos nuestros reyes, reinas y princesas. Éramos de la realeza. Y aún me siento de ese modo”.
Pamela Lighten sostiene: “Este [museo] nos brinda algo a lo cual aferrarnos. Tenemos un lugar donde nuestra historia es narrada y documentada. Podemos tocarla, sentirla y sabemos que aquí importamos”.
Malestar

Altrena Mukaria, 60 años, y su marido, Wellington Bruce Ashe, 59 años, de Baltimore
Ashe recordó a sus padres, quienes habían formado parte activa en el movimiento por los derechos civiles en el sur. “Cuando Obama contó cómo nuestros antepasados afroestadounidenses están aquí presentes… fue un momento muy conmovedor para mí”.
Acerca de los objetos exhibidos en el museo, sostuvo: “Las piezas exhibidas no solo harán sentir incómodos a los estadounidenses blancos; también harán sentir incómodos a los afroestadounidenses. Este malestar es algo maravilloso. Nos llevará a crecer, a la conversación y al entendimiento”.
Anticipar el futuro

Kyler Gilkey, 17 años, de Memphis, Tennessee
Con la renombrada “Academia Stax Music”, Gilkey llevó cada día el alma de Memphis al Paseo Nacional durante las tres jornadas del festival musical. Y a pesar de que se puede establecer una conexión entre la academia y los productores que descubrieron a artistas de música soul como Otis Redding, Isaac Hayes y The Staple Singers, Gilkey habló en forma muy breve de la espectacular actuación de su propio grupo.
“Puedo contarle a mis nietos y bisnietos que estuve aquí”, sostuvo.
Un agradecimiento especial a los reporteros de la Escuela de Arte Duke Ellington de Washington:
