La música hace que los soldados de EE. UU. sigan la formación y sube la moral

Soldados en fila con sus pertenencias, incluida una guitarra, en pista cerca de un avión (© AP Images)
Un soldado, con una guitarra a cuestas, hace cola para subir a un avión con destino a Hawái en 1969. (© AP Images)

La música ha sido una parte integral de la vida militar, ya sea durante el entrenamiento o los movimientos de las tropas, durante siglos. Tambores, pífanos, cornetas, violines, banjos y la voz humana han sido escuchados por las tropas desde los albores de la guerra.

Las canciones para marcar el paso o cadencia de la instrucción militar, cantos rítmicos diseñados para mantener a las tropas al unísono durante las marchas, son una característica común de la vida militar estadounidense.

Probablemente haya visto este canto militar en las películas estadounidenses. Un sargento instructor dirige a las tropas que marchan o corren cantando a viva voz respuestas que expresan los valores culturales de la vida militar o implican bromas desenfadadas. Un canto de cadencia de marcha popular incluye estas líneas: “Took away my faded jeans/now I’m wearing Army greens” (me quitaron los pantalones vaqueros desteñidos/ahora llevo los pantalones verdes del ejército).

Soldados trotando y gritando (© Chris Hondros/Getty Images)
Un sargento del Ejército de EE. UU. grita un canto para seguir la marcha durante ejercicios en Fort Hamilton (Nueva York), en 2009. (© Chris Hondros/Getty Images)

“El canto para marcar el paso es una de las cosas militares únicas que se hacen desde un punto de vista cultural”, comenta William McLaughlin, que prestó servicio en el Ejército de los Estados Unidos y trabaja como curador de referencias en el Museo Nacional de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Las llamadas, “con un ritmo rápido, son una introducción a lo que será el transcurso de la vida militar”.

Los cantos incluyen elementos de la cultura musical afroestadounidense así como canciones de guerra europeas y estadounidenses.

Históricamente, el canto coincide con las canciones de los esclavos y prisioneros afroestadounidenses y refleja un “estilo de vida laborioso y que exige forma física”, escribe Travis G. Salley, que ha estudiado música militar en la Universidad de Massachusetts en Amherst.

Ya las tropas revolucionarias en América del Norte marchaban al son de la música proporcionada por pífanos y tambores, una tradición europea que se remonta a la Suiza del siglo XV. Y ya en la década de 1850, los líderes enseñaban la ejecución precisa de la marcha mediante un canto vocal, “pie de heno, pie de paja”, tras hacer que los soldados se pusieran heno en el zapato izquierdo y paja en el derecho.

Hoy en día, los líderes de las tropas suelen seleccionar un canto para la instrucción: la llamada y la respuesta reflejan la personalidad de un líder o la misión de una unidad. Por ejemplo, McLaughlin dijo que “Hail O’ Hail O’ Infantry” es un canto popular tanto entre las tropas de Infantería del Ejército como de la Infantería de Marina.

Además de asegurar que las tropas en formación mantengan el tempo, el canto rítmico durante la instrucción y las marchas sincroniza la respiración, fomentando así la forma física. Cantar o entonar también sube la moral y la camaradería y puede eliminar la monotonía de las tareas difíciles.

Persona con uniforme militar cantando en un escenario (Guardia Nacional Aérea de EE. UU./sargento mayor Crystal Housman)
El sargento del Ejército de los Estados Unidos Rodrigo Villagomez actúa con un contingente de rock de la Banda de la 40 ª División de Infantería en Los Alamitos (California). (Guardia Nacional Aérea de EE. UU./sargento mayor Crystal Housman)

En una época, los marineros estadounidenses cantaban canciones marineras mientras tiraban de los cabos o giraban el cabrestante, según el Comando de Historia y Patrimonio Naval. Todos empujaban o tiraban simultáneamente al ritmo de las canciones, lo que producía un esfuerzo concertado y mejores resultados.

Un “cantor” se situaba por encima de la tripulación y cantaba los versos principales de la canción, mientras la tripulación repetía los versos que seguían a continuación. En la última palabra de cada verso, daban un tirón de cuerdas al unísono que les ayudaba a “recolocarse”.

“Gran parte del trabajo en la antigua Armada era manual y de ‘equipo’, y las canciones mantenían a todo el mundo al unísono mientras realizaban la tarea”, comentó Loras Schissel, especialista en música de la Biblioteca del Congreso y veterano de la Armada estadounidense.

Hay casos famosos de soldados que cantan en el campo de batalla. Durante la Primera Guerra Mundial, la breve “Tregua de Navidad” comenzó cuando los soldados de ambos bandos del frente occidental dejaron brevemente las armas y comenzaron a cantar villancicos. Los cantos les animaron a salir de sus trincheras y compartir comida, juegos y camaradería.

Según Jane Cross, archivista de música de la Biblioteca del Congreso que prestó servicio en el Cuerpo de Infantería de Marina, la Segunda Guerra Mundial supuso un cambio en los cantos de las trincheras. Los sonidos de la música swing de las grandes bandas estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial fueron los que ayudaron a introducir el cambio, dijo.

“La gente no cantaba tanto como bailaba”, dijo Cross.

Unos 6.500 músicos tocan en 130 bandas que representan a cinco ramas del ejército estadounidense (Fuerza Aérea, Ejército, Guardia Costera, Cuerpo de Infantería de Marina y Armada). Realizan actuaciones en todo el mundo, inspirando a tropas y civiles por igual. Por ejemplo, la Banda de la Infantería de Marina (en inglés), fundada por el Congreso en 1798, tiene la distinción de ser la organización musical profesional más antigua de Estados Unidos en actividad continua.

Hoy en día, los miembros de los ejércitos siguen cantando simplemente para evitar el aburrimiento o para entretenerse. Se inclinan por melodías pop o canciones populares clásicas, como la canción “The Wayfaring Stranger“, cantada a capella por este miembro de la Guardia Nacional durante un período de descanso de su unidad.

(Vídeo en inglés)