
El pueblo ucraniano lucha por mantener su rutina diaria a pesar de los brutales intentos de Rusia por negar la soberanía de Ucrania y suprimir su identidad y cultura.
El “manual de la anexión” que tiene Rusia pretende socavar todos los aspectos de la vida civil en Ucrania.
Al igual que hizo en 2014 en Crimea, Rusia aplicó controles más estrictos cuando organizó referendos fraudulentos en cuatro regiones de Ucrania en septiembre. El Kremlin utilizó los falsos resultados para intentar anexionarse las regiones de Donetsk, Kherson, Luhansk y Zaporizhzhya. El 12 de octubre, la Asamblea General de las Naciones Unidas condenó por abrumadora mayoría el intento de anexión de Rusia y lo declaró ilegal y sin efecto.
Antes de los referendos fraudulentos, el Kremlin intensificó las falsas afirmaciones de que esos territorios ya eran “parte de Rusia” e introdujo severas medidas que afectaban a las escuelas, el empleo y la vida familiar. Se aplicaron medidas similares en otras zonas de Ucrania que las fuerzas de Rusia controlan, o controlaron temporalmente hasta que las fuerzas ucranianas las liberaron, como la ciudad de Kherson en noviembre.
Vida escolar

Rusia llama al plan de estudios que está imponiendo en Ucrania el proyecto “Mundo Ruso” (en inglés). Los maestros de las zonas de Ucrania bajo control de Rusia que se oponen al plan de estudios se enfrentan a represalias, incluyendo la detención y el encarcelamiento. Cuando algunos docentes ucranianos dimitieron en señal de protesta, Moscú dijo que enviaría maestros de Rusia para cubrir el vacío.
Las autoridades instaladas por el Kremlin también han amenazado con separar a los niños de las familias que se nieguen a matricular a sus hijos en escuelas que ofrezcan el plan de estudios impuesto por Rusia.
Estas son otras medidas dirigidas a sustituir el sistema educativo ucraniano en las zonas controladas por Rusia:
- Moscú ofreció 167 dólares (10.000 rublos) a los padres de las zonas ocupadas por Rusia de las regiones de Donetsk y Luhansk, Zaporizhzhya, Kharkiv y Kherson para que enviaran a sus hijos a las escuelas controladas por Rusia.
- Una maestra de Balakliia dijo que las fuerzas de Rusia le ordenaron destruir miles de libros de texto ucranianos, pero ella escondió los libros.
- Se espera que la literatura de los escritores ucranianos desaparezca y sea sustituida por la de los escritores rusos.
En algunos casos, la educación de los niños pasó a un segundo plano para convertir los edificios escolares en instalaciones militares. Los soldados de Rusia utilizaron las escuelas de Izyum para detener y torturar a civiles hasta que informaran quienes eran de la policía y las fuerzas armadas de Ucrania, según la organización de monitorización de derechos humanos Human Rights Watch.

Vida familiar
Los ataques de Rusia han dañado alrededor del 40 % de las instalaciones eléctricas de Ucrania, según Amnistía Internacional, que calificó los ataques de crimen de guerra.
Muchas familias dependen de baterías, generadores y energía solar para mantenerse conectadas durante los cortes de electricidad, para mantener la calefacción y el servicio de Internet.
“Luchamos por nuestra tierra, por nuestros hijos, para que nuestro pueblo pueda vivir mejor, pero todo esto tiene un precio muy alto”, dijo un soldado ucraniano a Associated Press (AP).

Algunas familias son separadas debido a los estrictos controles fronterizos. Como resultado de las operaciones de filtración de Rusia, hay informes de niños separados de sus padres y de niños deportados a la fuerza a Rusia para su acogida o adopción.
Los civiles ucranianos que intentan salir de las zonas bajo control de Rusia deben presentar una identificación completa, las fechas de regreso y los números de serie de sus teléfonos.
“Los rusos intentan instalar un paso fronterizo permanente y oficial, por lo que estas son las medidas que intentan establecer”, declaró al diario The Washington Post Oleksii Savytskyi, un funcionario ucraniano que ayuda a los civiles que llegan a Zaporizhzhya desde el territorio controlado por Rusia.
En Sviatohirsk, que Rusia mantuvo en su poder de junio a septiembre, los residentes no podían salir de sus casas ni siquiera para enterrar a los muertos. Los familiares tuvieron que enterrar a sus seres queridos en los jardines adyacentes, según el diario Los Angeles Times.
Vida laboral
Los agricultores tuvieron que abandonar sus campos cuando comenzaron los bombardeos y llegaron los soldados de Rusia, que esparcieron minas por las pequeñas parcelas agrícolas.
Intentando subvertir la economía de Ucrania, Rusia abrió sucursales bancarias, emitió pasaportes rusos y trató de establecer el rublo como moneda oficial. Los residentes en las zonas ocupadas por Rusia deben obtener pasaportes de la Federación Rusa y permisos de conducir emitidos por Rusia para poder trabajar.

En lugares como Zdvyzhivka, Rusia interrumpió toda la actividad civil tomando para sus militares el edificio de la concejalía, una iglesia, una guardería y una granja de avestruces, según informó AP. Los residentes fueron rodeados por puestos de control.
Testigos y supervivientes de Zdvyzhivka, así como de Bucha, Ozera y Babyntsi, declararon a AP y a la serie documental Frontline del Servicio Público de Radiodifusión [de Estados Unidos] que los soldados de Rusia torturaron y mataron a personas ante la más mínima sospecha de que pudieran estar ayudando al ejército ucraniano.
El diario The Washington Post informó de que, tras la liberación por parte de Ucrania de la ciudad de Kherson en noviembre, era evidente que Rusia “operaba un sistema de detención a una escala que no se había visto en ninguna de las docenas de otras ciudades, pueblos y aldeas liberadas por las fuerzas ucranianas en las últimas semanas”.
En octubre, la Comisión Internacional Independiente Investigación sobre Ucrania, de la ONU, afirmó que había encontrado motivos razonables para concluir que en Ucrania se habían cometido crímenes de guerra (en inglés) y otras violaciones del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos.
Aunque los combates hacen estragos, muchos lugareños se empeñan en seguir adelante. Los médicos del hospital de Izyum siguieron tratando a los pacientes, incluso después de que la mayor parte del edificio fuera destruido por los bombardeos. Otros reconstruyen sus comunidades.
“Rezamos a Dios para ser liberados”, dijo Valeriy, un residente de Izyum, a la cadena de noticias CNN. Valeriy calificó la liberación de la ciudad por Ucrania como un “bálsamo para el alma”.