La Plataforma de Acción de Pekín establecida en 1995 en una conferencia de las Naciones Unidas, establece una agenda para la potenciación de la mujer e identifica 12 aspectos críticos como preocupantes. Veinte años después de Pekín ShareAmerica evalúa el progreso mundial en cada uno de estos aspectos. El artículo de hoy examina el importante papel de las instituciones gubernamentales en garantizar la igualdad de derechos para la mujer.
Desde el movimiento por el sufragio femenino a principios del siglo XX, casi todos los países han establecido instituciones nacionales para el progreso de la mujer.
Las organizaciones internacionales también han contribuido. La agencia regional más antigua de este tipo es la Comisión Interamericana de Mujeres de la Organización de los Estados Americanos, establecida en 1928 como un foro para el progreso de los derechos de la mujer. Muchas más iniciativas similares siguieron a ésta. En 2010, ONU Mujeres unificó el trabajo de varias oficinas de las Naciones Unidas con el fin de promover el progreso de las mujeres por medio de la financiación del desarrollo, investigación, capacitación y representación.

Enfoques en evolución
Los enfoques al aumento del poder de la mujer han evolucionado con el tiempo. Inicialmente, la mayoría de los “mecanismos para el progreso” se centraban en aprobar y aplicar políticas que garantizaban el tratamiento igualitario de hombres y mujeres. Esta estrategia llegó a ser criticada por asimilar simplemente a las mujeres en un criterio masculino que podría ser inadecuado para ellas. Luego, se consideraron políticas diferentes para hombres y mujeres con el fin de lograr la paridad de géneros. Por último, la “transversalización de géneros”, introducida por la Plataforma de Acción de Pekín en 1995, saltó a la palestra.
La transversalización evalúa políticas potenciales por sus diferentes implicaciones para las mujeres y para los hombres y considera lo bien que promueven la igualdad. La transversalización de géneros está reflejada en la misión del Consejo de la Casa Blanca para Mujeres y Niñas (en inglés) creado por el presidente Obama en 2009 para garantizar que todas las agencias del gobierno de Estados Unidos “tengan en cuenta las necesidades de las mujeres y las niñas en las políticas que elaboran, los programas que crean y la legislación que apoyan”. Es también un Objetivo de Desarrollo del Milenio para la ONU.

Tan sólo el comienzo
A pesar de la amplia presencia de mecanismos de políticas para mujeres, las políticas no tienen una eficacia uniforme. Los recursos son vulnerables a los cambios de gobierno y prioridades de financiación de los donantes. En algunos países, las agencias poseen un rango ministerial, mientras que en otros están bajo los auspicios del presidente o de otro ministerio, como justicia o desarrollo social. Pocas de estas agencias negocian sus propios presupuestos. Además, su estatus puede depender de la voluntad del presidente o primer ministro. Una preocupación constante es si estas agencias tienen suficiente poder y recursos para ser eficaces en el fomento de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer.
El gobierno y la planificación nacional sientan las bases para el avance de la mujer. Una vez que las mujeres tienen cargos públicos, pueden organizarse como lo ha hecho la Bancada Bicameral Femenina de Uruguay. Este grupo bipartidista da prioridad a la igualdad de género y sus miembros colaboran para lograr protecciones legales para la mujer. La Unión Interparlamentaria (en inglés) ofrece pautas para formar grupos parlamentarios de mujeres (en inglés). La financiación gubernamental para la equidad de género es necesaria y ha marcado la diferencia en Ecuador y Marruecos, entre otros países.