
Parcelas vecinales abandonadas se están convirtiendo en fértiles fuentes de alimentos, y de esperanza, en ciudades de todo Estados Unidos.
En lugares como Filadelfia, Chicago, Milwaukee y Detroit, los residentes están utilizando parcelas públicas vacantes repletas con los escombros de edificios derruidos y malas hierbas para plantar en esos terrenos árboles, verduras y flores. Con permiso de los gobiernos municipales han levantado cercos en torno a huertos que indican que el terreno ahora pertenece al grupo de gente que lo cuida.
Es económicamente lógico. La producción urbana de alimentos ayuda a los residentes con pocos recursos a ahorrar dinero en sus gastos de comida, permitiéndoles usar sus ingresos para gastarlos en otras necesidades. Muchos de los habitantes de la ciudad cultivan sus propios frutos, vegetales, especias aromáticas y flores porque prefieren el sabor y lo saludable de los productos caseros, en lugar de los que podrían comprar.
Casi dos de cada tres estadounidenses viven en una ciudad según la Oficina del Censo. El boletín de información de los consumidores estadounidenses (American Consumers Newsletter) informa que entre 2010 y 2013 la población de las ciudades del país aumentó en un 3,1 por ciento, tasa más elevada que el 2,4 por ciento del crecimiento del país en su totalidad.
Según el Banco Mundial, más de la mitad de la población del mundo vive en ciudades. Ochocientos millones de personas en el mundo practican la agricultura urbana, según informes de las Naciones Unidas. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos publica guías para el cuidado de jardines urbanos (en inglés) para alentar el uso de las mejores técnicas.
Filadelfia
Además de los beneficios a la economía y la salud, los huertos urbanos reducen el crimen. Luego que la Sociedad Horticultural de Pensilvania reclamara y plantara miles de lotes vacantes de Filadelfia, el vandalismo y el crimen violento disminuyó en las zonas aledañas.
Los residentes de los vecindarios comenzaron a sentirse más cómodos en sus viviendas “con más contacto con sus vecinos”, dijo Charles Branas, investigador de la Universidad de Pensilvania que estudió el efecto que los huertos urbanos estaban teniendo en las comunidades que los cultivan.
Chicago
En el vecindario de Englewood en Chicago, donde había pocas posibilidades de encontrar alimentos sanos, los huertos urbanos ofrecen posibilidades a personas que consideraban que tenía pocas.
Un importante proyecto de agricultura urbana, denominado Growing Home (Hogar que crece, en inglés) produjo 16.330 kilos de vegetales en 2014. Su director ejecutivo Harry Rhodes, dice que Growing Home “cambia a la gente”. Su programa para la capacitación laboral alcanza a personas que no tienen empleo y enseña destrezas útiles en la vida, desde cómo tomar la iniciativa para cultivar a crear un ambiente de trabajo de respeto con los colegas.
La capacitación abre puertas a la oportunidad de hacer carrera en los servicios alimenticios, almacenaje, jardinería y otras industrias. Cuando los egresados consiguen trabajo la economía local mejora.
“Allá donde vaya en los próximos cinco, 10 ó 20 años siempre retornaré aquí a Growing Home, porque hay algo que todos ustedes vieron en mí, y me consideraron de corazón. La gente como yo merece una segunda oportunidad y Growing Home me la dio”, declaró uno de los participantes, mostrando su aprecio.