Los miembros de la prensa libre asumen más que un poco de peligro. Reportar desde una zona en conflicto puede significar estar en el lugar incorrecto en el momento incorrecto. Cubrir epidemias médicas y desastres naturales implica la posible exposición a condiciones mortales.
Pero actualmente en muchos lugares, los periodistas pueden estar en la mira. Es una “era completamente diferente”, señaló Joel Simon, director ejecutivo del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ).
La mayoría de las grandes organizaciones de noticias ya no tienen una red de oficinas en el extranjero, señaló el subdirector de CPJ, Robert Mahoney. Como resultado de ello, los periodistas locales y autónomos, como las víctimas de Daesh Steven Sotloff y James Foley, acuden a reportar sobre las historias y experiencias de la gente que vive en zonas en conflicto o en lugares remotos. Pero, ¿cómo pueden mitigar los riesgos?
Simon y Mahoney dicen que el primer paso y más importante es que los periodistas evalúen los riesgos a los que se enfrentarán antes de ir a terreno. ¿Van a un lugar en el cual puedan ser detenidos o encarcelados? ¿A un lugar en donde puedan ser atacados físicamente? ¿O es el mayor peligro simplemente estar en medio de un tiroteo?
Una vez que hayan hecho ese tipo de investigación y comprendan los riesgos, sabrán qué precauciones y equipamiento necesitan.
Los periodistas que no sean oriundos de una zona deben considerar también la seguridad de la población local con la que se relacionan. Muchos residentes locales corren grandes riesgos al trabajar con extranjeros y a menudo mantienen dichas actividades en secreto, incluso para sus propias familias.
“Podemos irnos. Podemos subir a un avión e irnos. Ellos tienen que quedarse allí”, comentó Mahoney.
El segundo paso es tener un plan de comunicaciones en caso de emergencia. Si algo va mal, ¿quién lo sabrá y qué harán al respecto?
“Esos son los pasos más básicos que necesitan dar los periodistas para mantenerse a salvo”, explicó Simon. “Uno se deriva del otro”.