Los ‘ríos del cielo’ de la India llenan aljibes de las aldeas

Mujer saca agua de una cisterna al lado de su casa (Foto cedida por “Sustainable Innovations”)
Una mujer saca agua de una cisterna al lado de su casa que fue instalada por Aakash Ganga en Rajasthan, el estado más seco de la India. (Foto cedida)

Todas las mañanas, cuando era niño, Bhagwati Agrawal acompañaba a su madre a buscar agua al pozo cercano. Un día, ella le reprendió por no llenar los cubos de una anciana. La lección se le quedó grabada.

Décadas más tarde, después de mudarse a Estados Unidos y trabajar en su industria tecnológica, Agrawal sabía que quería ayudar a los demás a recoger y compartir agua en Rajasthan, el estado más seco de la India.

“Ese fue el poder de las palabras de mi madre”, dijo.

Aakash Ganga”: ‘Río del cielo’

Primer plano de Bhagwati Agrawal (© AP Images)
Bhagwati Agrawal fue nombrado “Héroe 2015 de CNN” por elaborar el sistema de recolección de agua “Aakash Ganga” (Río del cielo) (© AP Images)

En gran parte de Rajasthan, la escasez de agua se ha convertido en algo normal, y el cambio climático probablemente extenderá y profundizará las sequías en ese lugar. Ya, los pozos que no se han secado se han salado y son insalubres. Desde su infancia, [la situación] “se ha agravado bastante”, dice Agrawal.

Aakash Ganga (en inglés) o “Río del cielo”, es su respuesta. Es una red de recolectores de agua de lluvia en las azoteas tradicionales que desvía la mitad del agua recogida a una gran reserva comunal. Al almacenar las fuertes lluvias monzónicas de julio a septiembre, el sistema puede proporcionar agua a los hogares y las comunidades durante todo el año. Hasta ahora, esta combinación de antiguas prácticas de la India y estrategias de gestión del agua más modernas recolecta 15 millones de litros de agua potable al año para 10.000 residentes de seis aldeas de Rajasthan.

Pero a medida que Agrawal aprendió a trabajar en la industria de la tecnología, seguía haciéndose una pregunta clave: ¿llegaría a tener más alcance?

¿De seis aldeas a 600.000?

Para que el “Río del cielo” tuviera éxito entre más personas en la India, Agrawal sabía que tenía que seguir los preceptos de cualquier empresa. Para crecer, su creación tendría que pagar por su propio crecimiento y tendría que satisfacer las necesidades de sus clientes. Con demasiada frecuencia en el campo de la tecnología, dijo, “he visto muchas tecnologías que nacieron en un laboratorio, fueron desarrolladas en un laboratorio, y, al final murieron en un laboratorio”.

Ideó una forma para que “Aakash Ganga” se autosustentara. Agrawal “alquila” los derechos de recolección de las azoteas de los aldeanos y vende productos cultivados con agua de lluvia recogida para apoyar el mantenimiento del sistema.

También aprendió de sus clientes. Un día, durante la fase de diseño, se dio cuenta de que había un hombre mayor sentado en una valla, sacudiendo la cabeza.

Cubierta de un aljibe de agua en el suelo (Foto cedida por “Sustainable Innovations”)
Un aljibe casero en una aldea de Rajasthan. (Foto cedida)

“Me acerqué a él y le pregunte: ‘abuelo, usted sigue empeñado en que no va a funcionar, ¿me puede decir por qué?’”

En los planes iniciales de Agrawal, el depósito principal tenía forma de cúpula y estaba situado en el patio, justo donde los residentes dormían en el caluroso verano, cuando en sus casas hace demasiado calor para poder dormir bien. Nadie podía dormir en la parte superior de una cúpula. ¿La solución? Cisternas con una cubierta plana, como la que se muestra a la derecha.

Tenía que hacer cambios todo el tiempo, “me tomó ocho años entender cómo trabajar con la gente de las aldeas”, dijo; pero ahora está listo para crecer.

En 2015 fue nombrado “Héroe de CNN” y recibió subvenciones del gobierno de la India, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y del Banco Mundial. Agrawal espera demostrar “Aakash Ganga” en otros 50 a 100 pueblos más para prepararse para una mayor expansión. La India tiene 600.000 aldeas y un clima en calentamiento, por lo que hay espacio para crecer. Para Agrawal, no es una cantidad abrumadora, sino un deber.

“Lo que me dijo mi madre, esa fue la diferencia”.