Norman Uphoff fue a Madagascar a salvar la selva tropical. Volvió convencido de que podía salvar a millones de personas del hambre y la malnutrición.
A comienzos de la década de 1990, cuando estaba a la cabeza de un instituto medioambiental en la Universidad de Cornell en Nueva York, Uphoff viajó a Madagascar y aprendió una forma innovadora de aumentar el rendimiento de las cosechas de arroz. Desarrollado en 1983 por Henri de Laulanié, un sacerdote jesuita francés, el sistema de intensificación del cultivo arrocero (SRI) consiste en colocar plántulas de arroz a una edad temprana con espaciamiento amplio y sin anegar continuamente el terreno. Este sistema ahorra agua y reduce el costo de las semillas. Y, además, produce cosechas abundantes.
Dependiendo de la ubicación, el sistema aumenta el rendimiento en hasta un 100 por cien. Cuando Uphoff vio los resultados, comenzó a promocionar esta técnica. Lo ha estado haciendo desde 1998, viajando a Asia, África y América Latina y trabajando con frecuencia con grupos no gubernamentales y agentes de extensión locales.
Ha marcado una diferencia. Más de 10 millones de pequeños agricultores en China, India, Pakistán, Indonesia, Vietnam, Camboya y otros países han adoptado el SRI o parte de este sistema; y este se usa ahora con éxito para otros cultivos, entre ellos los de trigo y mijo.
Pero al principio el SRI fue visto con escepticismo por los científicos arroceros establecidos.

“Es un cambio de paradigma”, explica Uphoff.
Sin embargo, a medida que las investigaciones convalidan mayormente los beneficios del SRI, incluida la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero, los escépticos cedieron. Vernon W. Ruttan, un economista agrícola de la universidad de Minnesota, dudó en un momento de las posibilidades del sistema, pero ahora se considera un seguidor entusiasta. El Instituto de Investigación Arrocera con sede en Filipinas, originalmente el más duro de los críticos, ahora tiene una sección de varias páginas sobre el SRI en su sitio web.
Uphoff, quien actualmente es profesor de Gobierno y Agricultura Internacional en Cornell, ha llegado a ver cómo el Banco Mundial, Oxfam y varios gobiernos han respaldado el SRI.

Uno de varios nuevos métodos
El SRI es sólo una de las muchas prácticas sostenibles que están revolucionando la agricultura y protegiendo el medioambiente. Entre las prácticas cada vez más comunes se cuentan:
- Utilización de variedades de semillas tolerantes al calor y eficientes en el uso del agua.
- Rotación de cultivos.
- Intercultivo, o el cultivo cercano de dos o más productos distintos para obtener mejores cosechas y mejorar el uso de los nutrientes del suelo.
- Labranza de conservación, un método de cultivo de suelos que deja los residuos de la cosecha del año anterior en la tierra antes y después de plantar el nuevo cultivo, a fin de reducir la erosión y la escorrentía del suelo.
- Agricultura sin surcos, una manera de plantar cultivos o hierbas sin perturbar el suelo para mejorar su fertilidad biológica,
- Sistemas de riego cerrado o por goteo.
- Barreras para atrapar sedimentos y contaminantes en las escorrentía.
- Uso de equipos agrícolas que utilizan energía renovable.
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