Las vacunas han ayudado a controlar, e incluso erradicar, varias enfermedades mortíferas, entre ellas la polio y la viruela, razón por la cual el doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos (NIH) considera las vacunas como “una de las grandes herramientas de la medicina”. Por medio del Centro de Investigación de las Vacunas, establecido en el año 2000, NIH colabora con universidades, empresas farmacéuticas y gobiernos de todo el mundo para explorar y probar nuevas vacunas para combatir una amplia variedad de enfermedades contagiosas.

Los camellos son los culpables
El coronavirus (MERS-CoV) , síndrome respiratorio de Oriente Medio, es una zoonosis emergente, una enfermedad que puede ser contagiada por los animales a los humanos. Se presentó por primera vez entre los humanos en la Península arábiga en 2012, y para el año 2014 se había expandido a Estados Unidos. Una vez infectados, los humanos pueden contagiar la enfermedad a otros por medio del contacto cercano. Dado que la infección se originó en los animales los científicos del NIAID primero estudiaron la manera en que virus se comporta en los animales. El camello dromedario fue identificado como el principal vector de la enfermedad. Los científicos también hallaron que los camellos tenían anticuerpos del virus del MERS (en inglés), que podían ser la clave para el tratamiento y la vacuna.

Chikungunya
Así como el MERS, el chikungunya es una grave enfermedad que está activa, para la cual no hay una vacuna comprobada por el momento. En años recientes el chikungunya se ha expandido desde África a Asia y al Caribe, y a otros lugares del Hemisferio Occidental. Afortunadamente se está trabajando en una vacuna contra el chikungunya, que Fauci dice que “parece ser segura” juego de un estudio en primera fase, una prueba clínica en pequeña escala para determinar si la vacuna es segura para los humanos. Una prueba más amplia, en segunda fase, será realizada a fines de 2015. “Realmente parece muy prometedora, pero nunca uno puede saber mientras no haya sido probada en el terreno, para ver cuánto protege realmente”, dijo Fauci.

Malaria y tuberculosis
Las vacunas para contrarrestar dos de las enfermedades más persistentes y perniciosas del mundo, la malaria y la tuberculosis, siguen siendo inabordables.
El NIAID colaboró con la empresa farmacéutica GlaxoSmithKline en busca de una vacuna para la malaria, pero la protección que ofrecía no era tan amplia como se necesitaba. Sin embargo “es un importante primer paso para conseguir la vacuna contra la malaria. Hemos comenzado mucho mejor el 2015 con la vacuna contra la malaria ahora que tenemos una candidata que ha demostrado un efecto moderado”, dijo Fauci.
Algunas vacunas no dan resultados para todas las personas o contra toda variedad de virus. Por ejemplo la vacuna BCG protege a los niños, pero no a los adultos, contra algunas, aunque no todas, variedades de la tuberculosis. “La tuberculosis es una enfermedad muy interesante porque la patogénesis y el papel del sistema inmunológico en la tuberculosis son todavía algo misterioso”, asevera Fauci, motivo por el cual considera como una de las razones que la creación de una vacuna amplia para la tuberculosis “ha de ser un desafío grande”. La tuberculosis mata a un millón y medio de personas al año y un tercio de la población mundial tiene tuberculosis en estado latente.
La meta es replicar el éxito de las vacunas que, por medio de programas de inmunización en todo el mundo han permitido salvar incontables vidas humanas.