
Nunca antes el oficial ejecutivo corporativo de la cadena de comidas rápidas McDonald’s de Alemania se había sentado a una mesa cuando la canciller Angela Merkel se reunía con los principales de las corporaciones más grandes del país.
Sin embargo el director ejecutivo Holger Beeck estuvo en septiembre en la Bundeskanzleramt (Oficina del Canciller) porque McDonald’s ha contratado a más de 900 refugiados, más que cualquier otra empresa en la reunión. El tema de la reunión era la integración de aquellos que escapaban de la guerra en Siria y de otras situaciones terribles.
“En McDonald’s no hay lugar para la xenofobia”, dijo Beeck. “Nosotros educamos a esos extranjeros no solamente sobre el trabajo, sino también sobre la cultura alemana. Ellos aprenden sobre nosotros y nosotros aprendemos sobre ellos”.
Por su papel McDonald’s de Alemania ha recibido el Premio del Secretario de Estado de Estados Unidos a la Excelencia Corporativa 2016 (en inglés), que distingue a las filiales de empresas de Estados Unidos que ejemplifican los mejores valores éticos y empresariales de Estados Unidos.
McDonald’s ya ofrecía, en línea electrónica y en los restaurantes, cursos para enseñar el idioma a los inmigrantes procedentes de 125 países de entre sus 58.000 empleados.

“En McDonald’s tenemos una larga historia de darle una oportunidad a la gente”, dijo Gabriele Fanta, jefa de recursos humanos.
McDonald’s, que paga salarios por encima del mínimo federal, trabajó muy de cerca con la Agencia Federal de Empleos para el reclutamiento y el proceso del trámite para los permisos de trabajo.
Fouad Abou Meilek, gerente de un restaurante de McDonald’s en Dätgen, hacía voluntariado como traductor de árabe en un centro de trabajo donde conoció a Ahmad Sakka, de 27 años, refugiado y compatriota sirio. Le propuso al antiguo marinero que trabajara con ellos.
Meilek podía entender su situación. El exprofesor de matemáticas se trasladó a Alemania para estudiar, entró a trabajar en McDonald’s y le agradó tanto que llegó a hacer carrera en la empresa.
Sakka “es realmente, realmente un buen trabajador”, dijo Diane Cichon, propietaria del restaurante, que ha contratado a numerosos refugiados y con frecuencia lleva a un instructor del idioma alemán. “Es un gran placer trabajar con él”.
Aunque Sakka espera volver a ser un marino, expresa su gratitud por la ayuda recibida de McDonald’s “en tomar el primer paso” para poder reconstruir su vida.
“Nosotros comenzamos con las tareas más fáciles, que no necesitan mucho idioma. Los pictogramas explican lo que tienen que hacer”, dijo Beeck. “Pero están junto a colegas en la cocina que hablan alemán, y pronto ellos también lo hablan”.
Fanta dijo que aunque hay amplias oportunidades para ascender “si en dos años nos dejan para irse a un trabajo mejor, nos parece bien”.
“Yo creo que nuestra contribución a la sociedad es grande”, dijo Beeck. En la reunión en la Bundeskanzleramt sobre la iniciativa para la integración de refugiados denominada Nosotros Juntos (en alemán) “todas las personas en la mesa, incluida Angela Merkel, coincidieron”.
Los otros ganadores de ACE 2016 son Bureo e Interface, que reciclan redes de pesca para fabricar patinetes y alfombras; General Electric, por un centro de negocios para la mujer en Arabia Saudita; Andela, que entrena a creadores de programas de computación en Lagos, (Nigeria); y la Sociedad Minera Cerro Verde, de propiedad mayoritaria del gigante del cobre Freeport-McMoRan, que construyó una planta para el tratamiento de aguas servidas en la ciudad de Arequipa, Perú, como parte de su expansión.