La dra. M. Natalie Achong creció en los barrios neoyorquinos de clase trabajadora de Queens y Brooklyn, donde sus vecinos eran predominantemente otras familias afroestadounidenses.
Aunque no creció bajo ningún concepto rodeada de lujos, a la mujer de 46 años, madre de dos hijos, le gusta enfocarse en las bendiciones y privilegios que ha tenido en su vida: padres cariñosos y atentos y una comunidad estrechamente unida que instauró en ella un sentido de orgullo étnico y responsabilidad cívica.

Desde una edad temprana, se esperaba que Achong y sus dos hermanos menores tuvieran éxito, independientemente de sus circunstancias.
Su padre, un inmigrante de Trinidad, fue un ejemplo importante. Nunca faltó al trabajo y les dijo a sus hijos que su obligación era ir a trabajar cada día y la de ellos era hacer el mayor esfuerzo en la escuela.
Luego de graduarse de la escuela secundaria, fue aceptada en varias universidades de la clasificación Ivy League (un grupo de prestigiosas universidades estadounidenses) pero se inscribió en un prestigioso programa acelerado de Ciencias y doctorado en Medicina en la Escuela Sophie Davis de Estudios Biomédicos de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY), lo cual le permitió convertirse en doctora en medicina a los 22 años — cuando la mayoría de sus compañeros estaban terminando el primer ciclo universitario (undergraduate).
Durante su formación médica, Achong solidificó su compromiso con la justicia social y el servicio público. Aunque nunca había vivido fuera de casa, la entonces estudiante de medicina de 20 años de edad inició una protesta que la llevó al sur de Estados Unidos a trabajar con madres adolescentes en una clínica médica en el delta del Mississippi.
Esta experiencia la convenció de que podía marcar la diferencia en las vidas de las jóvenes especializándose en obstetricia y ginecología. También rechazó ofertas de unirse a lucrativas consultas médicas privadas que podrían haberle dado un estilo de vida lujoso.

Hoy, Achong sirve en hospitales que tratan a una amplia variedad de pacientes necesitados.
Además de trabajar a tiempo completo como profesora clínica asistente en el Departamento de Obstetricia, Ginecología y Ciencias Reproductivas en la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale y como médica en el hospital St. Vincent’s Medical Center, pasa gran parte de su tiempo libre con tareas no clínicas: siendo voluntaria en una clínica médica, uniéndose a actividades de iglesia, publicando investigaciones original en publicaciones médicas revisadas por colegas, y siendo voluntaria en misiones médicas internacionales que la han llevado a la República Dominicana y a Ghana, donde ha ayudado a crear clínicas gratuitas para los residentes locales.
También apoya las artes, los servicios para los jóvenes y los asuntos internacionales por medio de la participación en una organización llamada The Links (los enlaces) compuesta por mujeres profesionales afroestadounidenses.
“Siento que existe una vocación mayor en trabajar e impartir la mejor medicina, excelente y valorada, a los que quizás no puedan costearse los ‘médicos buenos’”, dice.
“No se trata solamente de ganar dinero como médico. Se trata también de esforzarme al máximo por apoyar a mi familia y también hacer una aportación a la comunidad”.
Las numerosas obligaciones de Achong requieren mucha energía, buena gestión del tiempo y sobre todo, compromiso personal.
Se levanta a las 5 de la mañana todos los días para orar y meditar antes de dedicarse a sus actividades.
Una de sus mayores alegrías es su familia. A la vez que cría a sus dos hijos, lo cual implica de todo, desde llevarlos a la escuela a tiempo hasta ayudarles con sus tareas escolares, Achong participa también en sus actividades extraescolares.
“El trabajo [que hago] en casa es tan apremiante, importante y exigente físicamente como cualquier cosa que hago en el hospital”, afirma. “Los médicos llevan vidas complicadas y con mucha presión. Y siendo una madre que cría a sus hijos, de verdad es un número de malabarismo”.

Achong admite que encontrar tiempo para el cuidado personal es un dilema constante para muchos médicos.
“Los médicos pueden no tener siempre el tiempo que les gustaría dedicar a mantenerse en forma, en equilibrio y comer bien. Es realmente desafiante hacerlo cuando tienes que atender a tantas cosas”, señala.
Con humor agrega una referencia de autocrítica en relación con los dramas médicos televisivos que muestran a médicos guapísimos que siempre tienen un aspecto perfecto a cualquier hora del día o de la noche: “La mayoría de los médicos no se ven así”.
Además de ser voluntaria, Achong regularmente da clases a proveedores de salud sobre temas que oscilan desde la concientización cultural a cómo satisfacer mejor las necesidades de las comunidades desfavorecidas.
“Todavía hay mucho que decir… sobre temas de etnia, porque hay una diferencia. Sin duda lo veo en cuanto a la atención médica en lo que se refiere a la salud de la mujer”, precisa.
Esta creencia es el núcleo de su devoción a la salud de la mujer, tanto a nivel local como mundial.

“Muy frecuentemente, las mujeres son quienes deciden las cuestiones de atención médica en una familia. Son las que llevan a los niños al médico, son las que cuidan a sus hijos enfermos, hacen la cita, las que gestionan todo eso”, indica Achong.
“Incluso para mis colegas que son madres y médicos, incluso con todos sus títulos y formación, todavía son ellas las que cuidan de los enfermos y la casa, más frecuentemente”.
Aquellas personas que han contado con la ayuda de Achong tienen suerte de que ella sienta una responsabilidad de cuidar a su familia, su comunidad y al mundo en general como una verdadera sanadora mundial.
Este perfil acompaña al ensayo ¿Crees que lo sabes todo sobre los estadounidenses por haber visto la televisión? No te creas. Está resumido del original, el cual aparece en “Pop Culture versus Real America”, publicado en 2010 por la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos
La autora del ensayo, Megan A. Wong, es una funcionaria de relaciones exteriores en el Departamento de Estado de Estados Unidos.
Enlaces en inglés salvo el último ensayo mencionado