
Con el vicepresidente Pence al frente de los aplausos, el jubiloso equipo estadounidense que ondeaba la bandera marchó con 3.000 atletas de otros 91 países en el helado estadio de Pyeongchang, Corea del Sur, para la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018.
Los atletas estadounidenses marcharon al latido pulsante del “estilo Gangnam”, el éxito de la estrella de la música pop surcoreana Psy de 2012, mientras el vicepresidente y su esposa Karen Pence aplaudían, junto con otros miembros de la delegación estadounidense. La atleta Erin Hamlin portaba la bandera estadounidense.
La ceremonia de más de dos horas fue un festival de luces, tambores, música, fuegos artificiales y pompa, incluyendo marionetas gigantes de pájaros, un dragón y un tigre blanco, que se desplegaron ante los 35.000 espectadores en la ciudad conocida por sus actividades de montaña. En un momento dado, 1.200 drones iluminados de blanco formaron los anillos olímpicos sobre el estadio.
Tanto los atletas como los espectadores estaban abrigados debido a las bajas temperaturas, salvo el animado abanderado de Tonga, Pita Taufatofua, un esquiador de fondo que marchó con el pecho desnudo, vestido tradicional polinesio, como lo hizo en los Juegos Olímpicos de Verano de 2016 en Río.
Los atletas de Corea del Norte y Corea del Sur marcharon juntos bajo una bandera blanca de unificación e iluminaron el caldero olímpico, a pesar de su profunda división política y el amenazante programa nuclear y de misiles balísticos de Corea del Norte.
El régimen norcoreano está sujeto a sanciones mundiales para abandonar la acumulación de armas. Sin embargo, las dos Coreas llegaron a un acuerdo de última hora para cooperar en los Juegos Olímpicos. Pence dijo anteriormente en Seúl que el mundo no debería dejarse engañar por la “ofensiva encantadora” norcoreana y que Estados Unidos intensificará las sanciones contra Corea del Norte para obligar al régimen a poner fin a sus programas de armas nucleares y misiles balísticos.