
La contribución de los afroestadounidenses a la diplomacia de Estados Unidos comenzó a finales del siglo XIX, cuando los abolicionistas Ebenezer Bassett y, posteriormente, Frederick Douglass fueron nombrados jefes de misión en Haití y la República Dominicana.
Desde entonces, diplomáticos afroestadounidenses (en inglés) han servido con distinción en todo el mundo. Ralph Bunche recibió el premio Nobel de la Paz en 1950 por negociar una tregua árabe-israelí. Patricia Roberts Harris, embajadora en Luxemburgo durante la década de 1960, fue la primera mujer afroestadounidense en desempeñar tal cargo.
Más tarde, Colin Powell y Condoleezza Rice fueron secretarios de Estado. Y como ellos, muchos otros diplomáticos afroestadounidenses han sido parte integrante de la participación de Estados Unidos con países de todo el mundo.