Iowa, que lleva a cabo sus asambleas electorales demócrata y republicana el 1 de febrero, no es un estado particularmente grande ni populoso. Sin embargo, su papel es enorme en la selección de los candidatos presidenciales de cada uno de los principales partidos.

¿Qué es un caucus o asamblea electoral? ¿Y por qué Iowa vota primero?

Los partidos fijan las reglas

La constitución de Estados Unidos y otras leyes establecen las normas que rigen las elecciones presidenciales y de otros cargos federales, pero son los propios partidos políticos quienes deciden cómo elegir a sus candidatos.

Los dos partidos más importantes eligen sus candidatos a presidente y vicepresidente en una convención, que se lleva a cabo en el verano antes de la elección presidencial. A cada estado se le asigna una cantidad de delegados para la convención, según una fórmula que establece cada partido. (Habitualmente es una combinación de la población del estado y la frecuencia con que han votado por el candidato presidencial del partido en las elecciones recientes).

Gran parte de las campañas presidenciales que se pueden ver durante los meses previos a esa convención se relacionan con contiendas al nivel estatal para elegir a esos delegados para la convención.

Durante mucho tiempo, los dirigentes de los partidos elegían a la mayoría de los delegados estatales. Los candidatos presidenciales eran entonces elegidos por consenso entre las figuras líderes y los dirigentes de los partidos.

A principios de la década de 1970, los partidos abrieron el proceso a una mayor participación de los votantes.

La mayoría de los estados ahora lleva a cabo una elección primaria. Cuando eligen entre los candidatos a presidente, los votantes eligen delegados que “prometen” apoyar a ese candidato en la convención del partido. Desde 1936 en el caso de los demócratas y aún antes en el de los republicanos, una mayoría simple de los delegados determina el candidato del partido.

Iowa y unos pocos estados más decidieron que en lugar de hacer esto elegirían a sus delegados a través de un caucus o asamblea electoral del partido. Los votantes se reúnen en aproximadamente 2.000 sedes predeterminadas, habitualmente escuelas o edificios públicos y, a veces, en casas particulares; y hacen declaraciones de apoyo a sus candidatos preferidos. Las discusiones pueden ser enérgicas, pero al final, cada participante emite un voto. (Los republicanos escriben su elección y la depositan en una urna, mientras que los demócratas se mueven a distintas partes de la sala para indicar su preferencia).

Una multitud escucha cuidadosamente al debate del “caucus” en Iowa (Facebook).
Una multitud escucha cuidadosamente al debate del caucus en Iowa (Facebook).

Los republicanos y los demócratas tienen reglas distintas. Para los demócratas, si un candidato no logra un apoyo del 15 % en una de las sedes del caucus, sus partidarios pueden cambiar su voto a otro candidato. ¡Esa es una fórmula para la persuasión, el regateo y la política a la antigua! Los dirigentes del partido reciben los resultados finales de cada una de las sedes del “caucus” y los usan para asignar los delegados de la convención de Iowa entre los candidatos.

Aunque algunos consideran que el sistema de caucus es menos democrático que las elecciones primarias, muchos iowanos no están de acuerdo. Para tener éxito en las asambleas electorales, los candidatos deben demostrar su capacidad para motivar y, especialmente, para organizar a los partidarios: habilidades útiles para un posible presidente.

“Creo que las asambleas electorales son lo que construye las democracias”, dijo a la publicación Business Insider (en inglés) Charlie Szold, dirigente republicano en Iowa. “La idea de que un grupo de vecinos se reúna para hablar y debatir, y decidir a quién desean como nuestro próximo presidente, o nuestro próximo candidato en este caso, es la verdadera esencia sobre la que se construyó Estados Unidos”.

¿Qué hay en juego?

En teoría, no tanto. Iowa enviará 52 de un total de 4.764 delegados a la convención demócrata y 30 de 2.472 a la republicana.

En la práctica, el peso de Iowa es mucho mayor. Ser el primer estado significa que ayuda a limitar el campo de posibles candidatos. Los candidatos hacen largas y duras campañas en Iowa; si les va mal allí, sus partidarios y contribuyentes financieros suelen abandonar su elección original para apoyar otra más sólida.

El motivo por el que Iowa vota primero es algo complicado. Mayormente se debe a que no solía ser tan importante quien votaba primero. Una explicación es que en 1972, el presidente demócrata del estado quería enviar a todos los delegados elegidos por las asambleas electorales su propia copia de las largas normas y proposiciones para la plataforma del partido. Esto fue antes de la era de las computadoras. Creía que serían necesarios cuatro meses para copiar todos esos materiales en mimeógrafos, la tecnología de vanguardia del momento. Así que pasó las asambleas electorales a enero.

Fue solo después de que el éxito de Jimmy Carter en los caucus de Iowa en 1976 lo llevara a la presidencia que los candidatos y los otros estados entendieron el beneficio de ser los primeros. Pero ya se había sentado un precedente. Iowa es el primero. Incluso aprobó una ley que adelanta la fecha de su asamblea electoral lo necesario para que esto se mantenga así.

Gráfico que dice “Elecciones 2016” (Depto. de Estado/J. Maruszewski)